Una villa medieval con gran encanto: La Iglesuela del Cid (Teruel).
La Comarca del Maestrazgo, se sitúa en la zona sudoriental de Aragón, al este de la provincia de Teruel, en el Sistema Ibérico. Está delimitada al norte por el río Guadalope, al oeste por el valle Alto del Alframbra, y al sur por el Alto Mijares, adentrándose por el este en la provincia de Castellón, llamada allí el Maestrat. El término Maestrazgo, proviene de "Maestre", ya que todos los territorios que lo forman estaban bajo la jurisdicción del Gran Maestre de las Órdenes Militares del Temple, san Juan y Montesa.
El Maestrazgo turolense es una verdadera sorpresa, repleto de pueblos llenos de encanto, con un legado histórico ligado a un rico patrimonio cultural, que hace de ellos un museo vivo (Cantavieja, La Iglesuela del Cid, Mirambel, Pitarque, Castellote...).
Fotografía: Ecelan, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Aragon_municipalities.png
Uno de los municipios que conforman esta comarca aragonesa, es La Iglesuela del Cid, situada al este de la Sierra de Gúdar, lindando al oeste con Mosqueruela, al norte con Cantavieja, y hacia el sur y el este con los pueblos castellonenses de Villafranca del Cid y el Portell. Un lugar precioso, que fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1982, siendo también incluido en la lista de "Pueblos Mágicos de España", por su arquitectura en Piedra Seca.
La localidad está atravesada por dos riachuelos que la dividen en dos partes, uno central y dos laterales. En el primero encontramos los edificios más relevantes.
En su término municipal se han encontrado yacimientos desde el Neolítico hasta la Edad Media. Es el primer pueblo del Maestrazgo turolense entrando desde Valencia a través de Vilafranca del Cid (Castellón), situado alrededor de un pequeño valle lleno de huertas. La Iglesuela era paso obligado de las rutas trashumantes que unían los pastos de los montes de Teruel con la costa. Este camino sigue utilizándose, pasando el ganado por el medio del pueblo.
Toda esta zona fue poblada desde la prehistoria, deduciéndose que los primeros moradores procedían de la Edad del Bronce. Siendo ocupada posteriormente (hacia el siglo IV a.C.) por los edetanos, pueblo ibérico con un gran desarrollo, ya que supieron aprovechar la riqueza de la zona, cultivando las fértiles tierras y desarrollando la ganadería, la aldea era conocida como Atheba. Al SE de la actual Iglesuela, a 70 metros al sureste del Santuario de la Virgen del Cid, encontramos el yacimiento íbero-romano del Morrón del Cid, origen de la localidad, en donde se hallaron restos de la muralla y un gran aljibe excavado en la roca. También se conservan diversas inscripciones y un monumento funerario romano (datado en el siglo II d. C.). El conjunto epigráfico de este yacimiento hacen de él, el yacimiento hispano-romano que más inscripciones tiene en la provincia de Teruel.
Posteriormente la localidad fue conocida como Clesihuela, Egosuilla, Alglisuela, Layguysuela y Delaigleisuela, hasta que en el año 1464 adoptó su nombre definitivo: Iglesuela, posteriormente se añadiría "del Cid", en honor al quien, según dice la tradición, mandó fortificar el lugar y erigir un castillo.
En el siglo XII el rey aragonés Alfonso II conquistó el lugar a los musulmanes, siendo entregada a la Orden de los Templarios, dependiendo de la bailía templaria de Cantavieja desde 1242, año en el que se concedió a La Iglesuela, la Carta Puebla (la podéis leer en la bibliografía), siendo el preceptor de la Orden del Temple Guillén d'Arger y Rostán de Villarluengo.
En 1317, tras la disolución de la Orden del Temple por la bula papal Ad Providam de 1312, pasó a ser propiedad de la Orden de san Juan del Hospital. Iglesuela tiene una historia muy similar a la de otras poblaciones del Maestrazgo, siendo durante quinientos años propiedad de la Orden de san Juan del Hospital. Su época de esplendor se extendió entre los siglos XVI y XVII, momento en el que se edificaron numerosas casonas señoriales, pertenecientes a las principales familias nobiliarias de la zona. Las más importantes actividades económicas fueron la agricultura y la ganadería, así como una excelente industria textil, de la que aún quedan vestigios. Actualmente existe el Centro de Interpretación del textil y la indumentaria. El taller de la familia Puig, documentado desde 1746 es uno de los últimos talleres textiles existentes en Aragón hoy en día.
El 25 de marzo de 1813 se disolvieron las bailías y comendadores, pasando a pertenecer a la división en provincias. Durante el siglo XIX, fue testigo de las Guerras Carlistas, en las disputas que enfrentaron a los partidarios de la joven Isabel II, hija del rey Fernando VII, con el hermano de éste, don Carlos María Isidro de Borbón. Por su proximidad a Cantavieja, en donde se había creado la Comandancia General del Maestrazgo como distrito militar, La Iglesuela quedó unida al "espíritu guerrillero". El 19 de julio de 1837 el pretendiente don Carlos V entró con su ejército en La Iglesuela, alojándose, en la Casa Blinque, durante ocho días. Posteriormente se acomodaría también en ella el general Espartero. Durante la Guerra Civil la Iglesuela también sufrió graves pérdidas en su patrimonio histórico-artístico, ya que se destruyeron los archivos municipales y algunos monumentos.
Calle de san Pablo.
Al centro de la villa se accede generalmente por la calle de san Pablo, desde donde se puede contemplar la típica imagen de La Iglesuela con la torre de la iglesia y la torre de los Nublos como telón de fondo. Ambas se alzan paralelas como símbolos de los poderes civil y laico.
La calle de san Pablo es la zona ideal para iniciar la visita a esta preciosa villa. Comencemos nuestro recorrido:
La Torre de los Nublos.
Esta torre es el único resto del antiguo castillo templario, construido en el siglo XIII o comienzos del XIV, aunque para otros autores sería una construcción realizada en el siglo XV, realizada por la Orden de san Juan. También es conocida como torre del Exconjurador, ya que en su momento era un lugar conjurador de tormentas (situado en una torre, campanario o espadaña desde donde se realizaban los ritos para tratar de alejar el mal (elementos atmosféricos, también riadas, sequías, o incluso enfermedades).
Tiene planta cuadrada y está realizada en mampostería, siendo reforzada por sillares en la aristas, en ella vemos saeteras. Se remata con almenas, aunque pudieran ser posteriores, ya que debajo de este cuerpo aparecen ménsulas que quizás sostuvieran un matacán corrido. El resto del castillo templario se derribó al construir el ayuntamiento. Actualmente el ayuntamiento y esta torre están unidos; formando parte también del ayuntamiento las antiguas mazmorras del castillo templario.
La puerta original, hoy está convertida en ventana, y está situada en altura, por lo que se accedía a ella a través de una escalera móvil.
Calle de san Pablo. Fuente Nueva.
Iglesuela del Cid, cuenta con más de 20 fuentes en el municipio, 5 de ellas se encuentran en el casco urbano: La Fuente del Piojo, en el camino de la Peña del Morrón; en la calle santa Bárbara, la Fuente del Tirador; cerca del Portal de San Pablo se encuentra la Fuente de San Juan; junto al peirón que delimita el casco urbano, podemos ver la Fuente del Peirón; y en pleno casco histórico se ubica la Fuente Nueva, entre la calle Solanar y la de Raballa.
Fuente Nueva.
La Fuente Nueva fue construida a principios del siglo XX, finalizándose en 1952. En el proyecto original tenía doce caños, pero solo se construyeron tres. También cuenta con abrevaderos y lavadores. Hasta principios de los años 70 del siglo XX, al no existir todavía la red pública, los vecinos se abastecían en esta fuente del agua necesaria para la vida diaria.
Casona. Calle san Pablo.
Siguiendo por la calle de san Pablo, nos vamos encontrando interesantes construcciones. Esta casona está adosada a la Fuente Nueva. Su portada se abre en un amplio arco de medio punto dovelado. En su fachada se abren una serie de vanos con dinteles de madera y antepechos de piedra.
Calle Raballa.
Típica calle de La Iglesuela. Vamos a encaminarnos por ella, para contemplar varios edificios interesantes que se construyeron en esta zona. Al fondo de la fotografía, el edificio donde se sitúa la Caja rural, que ocupa el nº 5 de la mencionada calle, que era el edificio donde se situaba el antiguo ayuntamiento, existiendo en su momento, en sus bajos, arcos (aún podemos ver algún resto) y lonja, y en el primer piso, podemos ver los restos de una ventana ajimezada, hoy convertida en balcón.
Casona en la calle Raballa.
Otro edificio que nos llama la atención es el situado en la confluencia de la calle Raballa (con el nº 2) con la de san Pablo. Hace unos años estaba a la venta, hoy lo desconozco. Tiene tres plantas, realizado con fábrica de mampostería, con sillares en las esquinas. Culminando con un gran alero de madera,. Su fachada principal se abre en la calle Raballa. Una portada en arco de medio punto dovelado da acceso a su interior. En la fachada de la calle san Pablo vemos vanos adintelados con magníficas rejas.
Bonito rincón en la calle Raballa.
Típico edificio con portada en arco de medio punto con grandes dovelas, el vano que se abre sobre la puerta de entrada está recercado en piedra sillar. Culmina la fachada con un alero de madera.
Casa Agramunt. Calle Hospital nº 3.
Edificio en esquina, construido en mampostería y cantería encaladas. En planta baja presenta una magnífica portada barroca. En la planta principal se abren tres balcones con rejería sencilla de la época. Por otra parte, en la planta alta del ático muestra un balcón con forja de estilo modernista. Finalmente, el edificio se corona con un alero de madera decorado.
Portada Casa Agramunt.
Actualmente es propiedad de Manuel Agramunt Ros de Ursinos, nieto de doña Asunción Matutano. La portada, en estilo barroco, está flanqueada por dos columnas estriadas de orden corintio, sobre alto basamento, que sostienen un entablamento rematado por un frontón partido, en cuyo centro se sitúa el escudo nobiliario de la familia propietaria del edificio, flanqueado por florones.
Edificio en la calle Hospital nº 10.
Situado enfrente de la Casa Agramunt, es un gran edificio de planta rectangular, con vanos adintelados, distribuidos a lo largo de la larga fachada. En la que podemos ver una hornacina con la Virgen del Rosario.
Hornacina de la Virgen del Rosario.
Detalle de la hornacina que se cobija la esculturita de la Virgen del Rosario, talla de 1742.
Calle de san Pablo.
Tras hacer un pequeño recorrido por la zona izquierda de la calle de san Pablo, volvemos a esta vía principal, en la que encontramos importantes edificios construidos en los siglos XVI y XVII, y las majestuosas torres de la iglesia y del desaparecido castillo o Torre de los Nublos.
Torre de la iglesia de la Purificación.
La iglesia, en su origen de estilo gótico, es el resultado de varias ampliaciones, la última en el siglo XVIII. El templo está reorientado, la cabecera se convirtió en los pies del nuevo templo, añadiéndose también el crucero, la nueva cabecera y las naves laterales.
En esta reforma es cuando se levanta la torre, en lo que era la cabecera de la iglesia gótica. Fue realizada en sillería, y está formada por tres cuerpos que decrecen en altura. Los primeros tienen planta cuadrada, pasando a ser el último, el de las campanas, de planta octogonal, en el que se abren vanos de medio punto en cada uno de sus lados. Remata con un chapitel de piedra moldurado.
Parte posterior de la torre de los Nublos y entrada a la plaza Mayor.
En donde vemos la unión entre la Torre y el ayuntamiento, y a la izquierda el arco que da acceso a la Plaza Mayor.
Arco de entrada a la Plaza Mayor.
A través de un arco apuntado desde la calle san Pablo podemos entrar en La Plaza Mayor, epicentro de la localidad. Penetrar en este espacio es volver a tiempos pasados.
Vista de la plaza.
Esta Plaza Mayor es una de las más bonitas de la zona. En ella se sitúan los cuatro edificios más emblemáticos del lugar: el ayuntamiento, la portada principal de la iglesia, la Casa Blinque, y el palacio Matutano-Daudén.
Lonja del ayuntamiento.
El actual ayuntamiento se eleva sobre una lonja que se abre a la plaza a través de tres arcos apuntados, y cubierta con techumbre de madera.
Lonja del ayuntamiento.
En la planta baja del Consistorio se sitúan los antiguos calabozos y mazmorra del castillo templario, que se puede visitar.
Lado suroeste de la plaza Mayor.
A la derecha podemos ver la fachada de la iglesia, y a la izquierda la fachada del ayuntamiento. Alzándose sobre ellas la torre de la iglesia.
Ayuntamiento.
Como ya hemos comentado el consistorio se abre a la plaza a través de tres arcos apuntados, sobre los que destacan dos ventanas ajimezadas con columnitas con capiteles corintios, obra del último tercio del XV o principios del XVI, estas ventanas corresponden al salón de sesiones del consistorio (antiguo pasadizo que comunicaba el castillo con la iglesia). Éste se levanta sobre el solar que ocupaba la antigua Casa de los Templarios, ocupando uno de los lados de la plaza, adosado por un lado a la torre del Homenaje del antiguo castillo, y por otro a la iglesia de la Purificación.
Ventanas de la fachada del ayuntamiento.
En la fachada que da a la plaza se abren dos bellas ventanas ajimezadas con columnitas con capiteles corintios.
Portada de la iglesia de la Purificación.
La iglesia está dedicada a la Purificación de la Virgen, es obra del siglo XVII construida sobre un templo gótico anterior. De esta época solo restan las bóvedas de la nave central y el ábside poligonal. En el siglo XVII se cambió la orientación del templo, poniendo la cabecera a los pies de la iglesia. La torre, que ya hemos comentado, se sitúa adosada a la cabecera barroca.
La portada de la iglesia fue construida en el siglo XVII, de estilo plateresco. Se abre en arco de medio punto con columnas estriadas adosadas sobre las que apoya un entablamento con relieves de tipo vegetal. Sobre este friso se abren tres hornacinas aveneradas, las dos laterales vacías; en la central, bajo arco de medio punto, la Virgen del Pilar, y sobre ella, bajo un frontón curvo, la figura del Padre Eterno.
En su interior destaca la Virgen del Cid, del siglo XII.
Casa Blinque.
Frente a la fachada de la iglesia y anexa al ayuntamiento encontramos la Casa Blinque, cuya fachada principal se encuentra protegida por un curioso pórtico. Este edificio fue propiedad en 1729 de Jaime Azpeitia, quien parece ser construyó el pórtico mencionado.
Posteriormente pasó a manos de la familia Matutano, de gran renombre en la localidad. Existe documentación en la que aparece el primer componente de esta familia en La Iglesuela en 1508, se trata de don Pablo Matutano. El oficio de los primeros Matutano era pelaire, dedicados al comercio y exportación de lana, tanto en la Península como en Francia e Italia, enriqueciéndose en gran manera durante los siglos XVI al XVIII. En 1760 el rey Carlos III concedió a don Francisco Matutano Thena la hidalguía, adquiriendo escudo de armas; fue este miembro de la familia Matutano quien compró la casa en 1729, como ya hemos comentado.
Casa Blinque.
La familia de los Matutano, a causa de enlaces matrimoniales, acumuló grandes riquezas, edificando diversos edificios en La Iglesuela (Casa Agramunt, Casa Notarías, Casa Aliaga, el palacio Matutano-Daudén, entre otros).
Portada de la Casa Blinque.
Parece ser que en ese mismo lugar residía, en época templaria, el tesorero de la Orden. En la clave de la portada podemos ver una cruz Tau, que muchos la confunden con la cruz patada o templaria, ésta tiene cuatro brazos iguales, estrechándose al llegar al centro, ensanchándose en los extremos. La Tau, es diferente, tiene la forma de la letra griega tau, solo con tres brazos, el inferior y los laterales, pero no tiene el superior.
Detalle de la TAU de la clave de la portada de la Casa Blinque.
La tau es la última letra del alfabeto hebreo y la decimonovena del griego, para los egipcios representaba la vida, la sabiduría, el poder y la fecundidad, en las Sagradas Escrituras como símbolo de salvación. En el mundo jacobeo se la relaciona con Santiago Caminante y con la Orden de los Antonianos (Caballeros hospitalarios de la Orden de San Antonio), que ofrecían su hospitalidad en el Camino Francés; y con san Francisco de Asís, convirtiéndose esta cruz a lo largo de los tiempos en el símbolo de la religiosidad franciscana. San Antonio utilizaba la TAU como símbolo de protección en su lucha contra la peste.
En el IV Concilio de Letrán (1215-1216) el Papa Inocencio III indicó que se utilizase esta cruz como signo de conversión y salvación.
Escudo de la fachada de la Casa Blinque.
Escudo de los Matutano-Thena, con seis cuarteles coronados por yelmo. En los cuarteles superiores, torre y brazo empuñando una espada, corresponden al apellido Matutano; los cuarteles inferiores, al apellido Thena.
Según cuentan en esta casa fue donde residió el rey Carlos V, durante la primera Guerra Carlista, así como posteriormente lo haría el General Espartero.
Columna pórtico Casa Blinque.
El amplio pórtico cubre toda la fachada, apoyado en una única columna de sección octogonal, en cuyo capitel aparecen dos escudos tallados, en la parte posterior un "emblema dividido en cuatro áreas alternando una bandera"; y en la parte delantera un castillo con tres torres, sobre el que se observa la fecha de 1729, año en el que se colocó la columna en esta plaza, proveniente de un edificio más antiguo.
Palacio Matutano-Daudén.
Situado en el lado oriental de la plaza, anexo a la Casa Blinque, es uno de los ejemplos de arquitectura nobiliaria del siglo XVIII. A la izquierda de la fotografía podemos ver el acceso que daba entrada al hotel o hospedería de Aragón. La fachada principal del edificio se sitúa en la calle Ondevilla.
Este edificio en sus orígenes era propiedad de la Familia Daudén. Consta que, en 1773, sus propietarios, don Sebastián Daudén y su esposa doña Francisca Oscáriz, lo restauraron. Se baraja la posibilidad de que los encargados de la obra fueran los mismos que realizaron las reformas barrocas en la iglesia parroquial o en la ermita de la Virgen del Cid. El último propietario fue Manuel Matutano Daudén, quien residió en el palacio hasta la década de 1970, quien lo dejó en herencia a sus sobrinos de apellido Brotons, quienes lo vendieron en 1996 al Gobierno de Aragón, convirtiéndolo, tras una remodelación realizada en 1999, en un precioso hotel con encanto, sin perder su antiguo aspecto señorial. Actualmente está en proceso de rehabilitación, ya que por diversos problemas se cerró en diciembre de 2018. Esperamos que en este nuevo año, este precioso edificio brille nuevamente.
Fachada principal del palacio Matutano-Daudén, situada en la calle Ondevilla.
El palacio Matutano-Daudén es un edificio de grandes dimensiones, realizado en mampostería encalada. Tiene tres alturas en la calle Ondevilla, mientras que en la trasera tiene cuatro. La portada es adintelada, decorada con labor de guirnaldas, y en la clave presenta una cartela con la fecha 1773.
Escalera del palacio Matutano-Daudén.
Cuando estuve alojada en esta mansión, su interior estaba decorado con muebles y ornatos de época, y en él destacaba la escalera monumental de dos brazos con barandilla de celosía. Una verdadera joya, típica en las casas señoriales del siglo XVIII del Maestrazgo. A esta escalera se la conoce con el sobrenombre "del ruedo". Se sitúa en el zaguán, y se cubre con bóveda de arista. La entrada al mencionado zaguán se enmarca con doble arco rebajado, en cuyo centro vemos un escudo con dos rampantes y águila.
Calle de Ondevilla.
Paseando por las calles del casco histórico, nos encontramos las huellas de un pasado floreciente, con edificios cargados de historia y de arte. Una de las calles más típicas de La Iglesuela es la de Ondevilla, que parte desde la plaza Mayor. Es una calle de hondo sabor medieval en donde podemos ver varias casas señoriales.
Casa de las Notarías.
Entre las casonas situadas en la calle Ondevilla sobresale la conocida como "Casa de las Notarías", o Casa de los Aladreros (carpinteros). Perteneció a doña Isabel Matutano, quien la donó a su sobrino Rafael Angulo, que a su vez la vendió al notario Enrique Tejerizo Ayuso (de ahí su nombre) en 1945, como regalo de boda para su esposa Mariana Daudén Royo.
Destaca este edificio, construido en mampostería, por su pureza estilística y sus proporciones. Formado por dos plantas, en la fachada de la calle Ondevilla se abre la portada con arco de medio punto dovelado. A la izquierda una ventana se cierra con una magnífica reja datada en 1568. Y en el piso superior se abren tres ventanas ajimezadas con parteluces.
Ventana de la Casa de las Notarías.
Vano ajimezado con imposta decorada con rosetas.
Alero-cornisa de la Casa de las Notarías.
La cornisa es de teja y ladrillo en alternancia.
Portada en la calle Ondevilla nº 14.
Edificio situado entre medianeras. Destaca su portada de sillería dovelada con arco rebajado, biselado, con decoración vegetal.
Casa en la calle Ondevilla nº 18.
Construcción entre medianerías, con tres plantas. La portada es de sillería dovelada con arco de medio punto. El edificio se completa con balcón con rejería sencilla, vanos adintelados irregulares, y un escudo nobiliario.
Portada casa de la calle Ondevilla nº 18.
Detalle del arco dovelado.
Escudo de parte de la familia Matutano.
En la fachada del edificio de la calle Ondevilla nº18, podemos ver el escudo de armas de esta familia tan importante en la historia de La Iglesuela: Los Matutano, que emparentaron con otros miembros de la nobleza turolense.
En los dos cuarteles superiores ( torre y brazo en alto empuñando espada) corresponden al apellido Matutano.
Arco que pone en contacto la plaza del ayuntamiento con la calle de san Pablo.
Atravesando el arco de entrada a la Plaza Mayor, nos encaminamos nuevamente a la calle de san Pablo, para continuar nuestra visita por esta sorprendente villa.
Casa Aliaga o Casa Grande.
En la confluencia de la calle de san Pablo con la calle Mayor podemos contemplar uno de los edificios más importantes de la localidad, hablamos de la Casa Aliaga, construida entre los siglos XVI-XVIII.
El edificio posiblemente perteneció a la familia Castellot, que unió lazos familiares con los Aliaga, en el siglo XVI. Don José Aliaga, fue noble aragonés que poseía también palacio en la cercana localidad de Mirambel, era un rico comerciante de la lana, actividad que enriquecio a bastantes personalidades de la zona. En el siglo XIX la Casa Aliaga pasó a una rama de la familia Matutano. Perteneció a don Alfonso Matutano Gil, quien la legó a uno de sus sobrinos, don Alfonso Martí Matutano, siendo su hija Concepción Martí Plana quien la vendió al Ayuntamiento en el año 2000. Hoy en ella se encuentra la oficina de turismo.
Casa Aliaga.
Es un monumental edificio, de planta rectangular, realizado en mampostería vista y sillería. Está formada por planta baja, dos alturas y la típica galería de arquillos de medio punto aragonesa, rematada por un alero de doble vuelo, muy decorado con motivos vegetales y geométricos.
Portada de la Casa Aliaga.
La portada se abre en la calle Mayor, en arco de medio punto dovelado, flanqueado por vanos adintelados recercados con sillería.
Detalle de una ventana de la Casa Aliaga.
Alero de la Casa Aliaga.
El gran alero que cierra el edificio está muy trabajado, a base de motivos vegetales y geométricos. En la misma esquina del alero podemos ver la figurita de una mona sentada con los codos apoyados en las rodillas, llevándose las manos a las orejas.
Según cuentan está figura se colocó para burlarse de la figura que asoma, también en el alero, en la casa señorial de los Gijarro, que se encuentra casi enfrente, figura que representa a un mono que se tapa la boca.
Interior de la Casa Aliaga.
Ya os he comentado que en la Casa Aliaga se encuentra la oficina de Información y Turismo. Es, por el momento, el único palacio que se puede visitar en La Iglesuela. Su interior te transporta a tiempos pasados.
Para concertar la visita se puede contactar con la Oficina de Turismo en persona, a través de sus redes sociales o por llamando al teléfono 651 61 17 31. "Los encantos de este Pueblo Mágico de España, al alcance de la mano".
Calle de san Pablo.
Siguiendo por la calle de san Pablo, dejamos atrás la Casa Aliaga y la plaza Mayor. En la misma calle de san Pablo podemos ver la parte posterior de la torre de la iglesia de la Purificación y nos adentramos en la Plaza del Estudio en donde nos encontramos con otro magnífico edificio de La Iglesuela: la Casa Guijarro.
Casa Guijarro.
Esta magnífica casona, situada en la Plaza del Estudio (en donde se ubicaban las antiguas escuelas), se erigió a finales del XVI para Jaime Esteban y Mercader, noble procedente de Mallén, que prestó grandes servicios militares al rey Pedro IV de Aragón, y su mujer Magdalena, hija de Nicolás Trillas, Baile de la Iglesuela.
Posteriormente pasó a la familia Guijarro. Su actual propietario, la restauró en la década de 1990.
Casa Guijarro.
Edificio de planta rectangular y cuatro alturas con un doble alero de madera tallada. La portada se abre en un lateral de la fachada principal, se abre en arco de medio punto dovelado. En la segunda planta se abre una ventana adintelada con alféizar moldurado y trabajo de madera resaltable. A la izquierda, sobre la portada, un gran escudo con las armas de los Esteban, anteriores propietarios del edificio. En la tercera planta se abren ventanas similares a las de la planta primera. En el tercer piso, la galería de arcos de medio punto, y sobre ella el gran alero de madera tallada.
Escudo de los Esteban en la Casa Guijarro.
En el que se representa la Esteba cruzada, la flor de lis y las tres coronas (de Nápoles, de Aragón y de Cataluña).
Alero de la Casa Guijarro.
Destaca el rico alero de madera labrada, bajo el cual, en la esquina, vemos la cabeza de un mono con la boca tapada como queriendo no hablar, frente a la mona de la esquina de la Casa Aliaga, haciendo referencia a como no queriendo oír. Se ha pensado que ambas figuras tienen algo que ver con la rivalidad que tenían ambas familias.
Portal de San Pablo.
Al lado del palacio Guijarro se sitúa el Portal de san Pablo, única puerta que se conserva (de las cinco que había) de la antigua muralla que rodeaba a la localidad. En la cara intramuros del portal vemos la hornacina con la imagen del apóstol san Pablo y la inscripción: "S. PABLO A. AÑO 1721". Remata el conjunto un sencillo alero de madera decorado.
Parte posterior del Portal de san Pablo.
Este portal da acceso al barranco del Canto y a los huertos que en él se cultivan.
Huertos y el Barranco del Canto.
Al otro lado del Portal de San Pablo podemos contemplar otra zona de La Iglesuela del Cid separada por el Barranco del Canto. En el barranco del Canto encontramos los huertos de los vecinos que su nutren del agua de un riachuelo que cruza el barranco.
En esta zona podemos ver la arquitectura en piedra seca de la zona y parte de las murallas de la localidad, así como la Fuente de san Juan y los antiguos lavaderos.
El Maestrazgo turolense ofrece kilómetros de paredes de piedra seca, así como casetas o chozos construidos sin argamasa y cubiertos con bóveda o falsa cúpula, también mojones, desaguadores, escaleras, corrales, caminos, bancales, etc. Algunos de cuyos ejemplos podemos contemplar en La Iglesuela del Cid.
Técnica de la piedra seca.
Este sistema constructivo es utilizado desde la Edad del Bronce. Se usa la piedra sin ningún tipo de argamasa. Esta técnica surgió por la necesidad de conseguir tierras para cultivar en donde la piedra era muy abundante. “Las Sierras del Alto Maestrazgo están formadas por rocas calcáreas del Jurásico y Cretáceo, y en la parte del valle central por rocas detríticas, arcillas rojas, grabas y conglomerados”.
Los agricultores y ganaderos de esta zona, a lo largo de los siglos, limpiaron los terrenos pedregosos y utilizaron las piedras que sacaron en beneficio de sus necesidades laborales. A lo largo de los tiempos se extrajeron piedras de lo que posteriormente fueron campos de cultivo, y con ellas comenzaron a limitar las propiedades. También comenzaron a levantar muros de contención de piedra seca formando terrazas en las laderas de las montañas para ganar terreno cultivable; y por medio de ese sistema frenar el agua de lluvia para retener la humedad y evitar la erosión.
Muros de piedra seca.
Todas las estructuras realizadas con piedra en seco están adaptadas totalmente al medio, y a veces pasan desapercibidas a la vista. Son construcciones de hechura fácil, barata y muy práctica. La técnica de la piedra en seco consiste en ir superponiendo horizontalmente piedras sin labrar hasta alcanzar una determinada altura. Esas piedras (losetas) se encajaban unas con otras sin usar mortero uniéndose por su propio peso. Un principio básico era que cada piedra debía apoyarse en otras dos, y así sucesivamente.
Caseta de piedra seca.
Estas construcciones son una verdadera cultura de la piedra. Son construcciones verdaderamente sorprendentes por su perfección técnica, realizadas con instrumentos sencillos (picos, cuñas, barras de hierro, mazas, escoplos, etc.) por gente sin conocimientos técnicos profesionales pero con una profunda tradición oral.
Se cubren con falsa cúpula formada por la aproximación sucesiva de hiladas de piedra en saledizo hacia el interior, culminando con una losa que cierra el techo o con piedras más pequeñas tapando todos los orificios que pudieran haber quedado abiertos.
Las casetas presentan diferentes tamaños y formas según su función, pero siempre están al abrigo. El frente soleado.
El arte de construir muros en piedra seca fue inscrito en noviembre de 2018 por la Unesco en su Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. A pesar de ello es un patrimonio muy desconocido y que está seriamente amenazado; al perder su función tradicional, muchas de estas construcciones se encuentran en peligro de desaparecer. Verdaderamente es una pena ya que es una técnica que se ha transmitido, como ya hemos comentado, de generación en generación y es un patrimonio que debemos salvaguardar.
Santuario de la Virgen del Cid.
En los alrededores de la localidad encontramos varias ermitas: la de la Virgen del Cid, de los siglos XVI-XVIII; la de la Virgen de Loreto, del siglo XVII; y la de san Roque, barroca del siglo XVIII.
La de la Virgen del Cid se encuentra a unos 3 km de La Iglesuela, parece ser que era el núcleo primitivo de la localidad. La primera ermita fue construida durante el siglo XIV-XV, sobre un mausoleo romano en memoria de Marcus Domitius Proculus. La actual iglesia se erigió entre los siglos XVI-XVII, y ampliada en el siglo XVIII. Ya hemos comentado que en sus alrededores se descubrieron lápidas romanas y dos estelas funerarias iberas.
La primera referencia que se tiene de esta iglesia es de 1195, motivo por el que hay que pensar que antes del edificio actual existía otro anterior a él. La devoción a la Virgen del Cid, tiene su origen en la Edad Media, momento en el que en ese mismo lugar se apareció la talla de la Virgen a un pastor. El sobrenombre del Cid, le fue dado, porque según la tradición el Cid visitó la iglesia en diversas ocasiones.
El santuario de la Virgen del Cid forma un conjunto formado por la ermita, la hospedería (siglos XVI y XVIII) y la Fuente del Cid.
El trabajo en forja en todo el Maestrazgo es magnífica, con aldabas y bocallaves labrados en chapa recortada, decorados con motivos florales y geométricos.
Por último comentaros que la Comarca del Maestrazgo ha puesto en marcha la redacción de un inventario de sus palacios y caserones renacentistas, La iniciativa quiere poner en el mapa las casas palaciegas de esta comarca. El proyecto “Cuando el Maestrazgo levantó sus palacios” parte del área de Patrimonio de la Comarca del Maestrazgo y cuenta con el apoyo de Adema con los fondos europeos Leader. El catálogo pretende documentar toda la arquitectura civil renacentista existente en el Maestrazgo. La iniciativa continuará con la creación de un inventario de palacios, casonas y casas de cada pueblo y, paralelamente, se trabajará en alzados digitales que, a posteriori, se podrán consultar en la página web del Museo Virtual del Maestrazgo. https://museovirtualmaestrazgo.com/. Vistas de 360 grados, levantamientos de plantas y alzados y un catálogo fotográfico formarán parte del contenido que se podrá consultar en la web. Esperándolo con gran interés.
Hasta aquí este recorrido por una de las villas más bonitas del Maestrazgo turolense. Espero qué os haya gustado y sobre todo que lo visitéis, no os defraudará.
Hasta el próximo vuelo.
BIBLIOGRAFÍA:
-ALVARO ZAMORA, María Isabel; Pano Gracia, José Luis. Arquitectura civil en la Iglesuela del Cid: la casa Matutano Daudén como conjunto unitario. En Coloquio de Arte Aragonés (4º, 1985, Benasque). Universidad de Zaragoza, 1986.p. 225-261.
-PASCUAL GUILLÉN, Manuel: La Iglesuela del Cid. Una cita con lo infinito. Zaragoza, Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja. 1990.
-Carta de población de Iglesuela del Cid: file:///C:/Users/Lupe/Downloads/arcartap.pdf
-Comentario a la Carta de población:
file:///C:/Users/Lupe/Downloads/CARTA%20PUEBLA%20DE%20LA%20IGLESUELA%20DEL%20CID.pdf
-La familia Matutano: https://www.eldiari.online/los-qmatutanoq-se-reunen-en-la-iglesuela/
-IGLESIA DE LA PURIFICACIÓN: http://www.sipca.es/censo/1-INM-TER-030-126-032/Iglesia/de/la/Purificaci%F3n.html#.YecW8f7MLb0
-Ermita de la Virgen del Cid: http://www.patrimonioculturaldearagon.es/bienes-culturales/ermita-de-la-virgen-del-cid
-CASA ALIAGA: http://www.sipca.es/censo/1-INM-TER-030-126-036/Casa/Aliaga.html#.Yct_zGjMLb1
-CASA AGRAMUNT: http://www.sipca.es/censo/1-INM-TER-030-126-010/Casa/Agramunt.html#.YcuMSWjMLb0
-CASA BLINQUE: http://www.sipca.es/censo/1-INM-TER-030-126-038/Casa/Blinque.html#.YddROGjMLb0
-CASA MATUTANO DAUDÉN: http://www.sipca.es/censo/1-INM-TER-030-126-039/Casa/Matutano/Daud%E9n.html#.YddsFGjMLb0
-CASA MATUTANO DAUDÉN: https://www.lacomarca.net/avanzan-obras-hospederia-iglesuela-cid/
-Fuentes: https://www.qrednomenclator.net/pueblos/lic-fuentes
-ANDRÉS, Jesús: La piedra seca:
https://www.laiglesueladelcid.net/monogr%C3%A1ficos/la-piedra-seca-por-jes%C3%BAs-andr%C3%A9s/
-ARASA I GIL, Ferrán: El Morrón del Cid (La Iglesuela del Cid): https://www.academia.edu/1594167/El_Morr%C3%B3n_del_Cid_la_Iglesuela_del_cid_
-Museo virtual del Maestrazgo: https://museovirtualmaestrazgo.com/
-Página de artesanía Textil Puig: https://www.facebook.com/ArtesaniaTextilPuig/
-NAVARRO, Noelia; y SÁNCHEZ, Sofía: el Centro de Interpretación del textil y de la indumentaria de La Iglesuela del Cid: https://www.mastermuseos.es/wp-content/uploads/sites/3/2013/07/Atavios-2-La-Iglesuela.pdf
-Folleto turístico: -https://www.patiodearmas.es/wp-content/uploads/2021/04/Folleto-IGLESUELA-ok.pdf
-SOLER, Mara: La magia de la fragua. La forja tradicional en La Iglesuela del Cid... Centro de Estudios de La Iglesuela del Cid, 2012. Vol. I
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