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Un paseo por Conques. El pueblo más bonito de Francia.



Valle del río Dourdou.


La villa de Conques se ubica en el valle del río Dourdou de Conques, en el departamento de Aveyron, en la región de Occitania, sur de Francia. Enclavado en un lugar precioso, rodeado de bosques frondosos y un entorno natural fantástico. Es un pequeño pueblecito en el que residen pocos habitantes, pero que al estar situado en pleno Camino de Santiago Francés, por él pasan numerosos visitantes y peregrinos, convirtiéndose actualmente en un importante punto turístico, que cada año atrae mas de medio millón de visitantes.


Su nombre en occitano es Conca y en latín Concha, que proviene de su ubicación entre los ríos Dourdou y Ouche, que al unirse forman una especie de concha, que habría dado el nombre al pueblo.


Villa de Conques.


Sus orígenes se remontan a época romana, y aunque hoy es un pueblecito, en la Alta Edad Media fue considerado ciudad. Se conoce que el lugar fue habitado en época merovingia, pero documentalmente la primera noticia sobre él nos habla de un eremita llamado Dadon que habitaba esta zona a finales del siglo VIII, a quien siguió Medraldus, siendo este último el que, adoptando la regla benedictina, fundó un pequeño centro religioso (parece que dedicado a San Salvador). Este primer cenobio tuvo el favor de Luis el Piadoso, Carlomagno y Pipino II de Aquitania, quienes lo visitaron en numerosas ocasiones, dándole su protección. Pero la importancia que alcanzó en la Edad Media este lugar fue debido a la llegada a la localidad de las reliquias de la joven mártir Santa Fe (Sainte Foy), nacida hacia el año 290 en Agen, a quien por defender sus creencias cristianas la quemaron en una parrilla (como a san Lorenzo) y finalmente fue decapitada, a la edad de trece años, en el año 303 d. C., por orden del procónsul romano Daciano, en tiempos del emperador Diocleciano. Sus reliquias fueron recogidas en su localidad natal, donde eran veneradas por numerosos peregrinos.


Ya es conocida la importancia que se le daba en la Edad Media al culto a las reliquias, un lugar que no tuviera reliquias a las que adorar, no era importante. Los monjes de Conques no tenían esa suerte y quisieron que su pueblo tuviera la relevancia que otras localidades tenían debido a ese culto tan enraizado en el sentir del pueblo. Fue en el año 866 cuando, según cuenta la tradición, un monje del cenobio conquense llamado Ariviscus robó los restos de santa Fe, que se guardaban en el monasterio de Agen, y los depositó en Conques. Este hecho supuso un antes y un después para el lugar, ya que la afluencia de peregrinos que venían de toda Francia para rendirle honores a la santa mártir fue grande e hizo de Conques un hito de la cristiandad, tal y como podemos leer en el "Libro de los Milagros de Santa Fe".


Abadía de santa Fe desde el oeste.


Desde ese momento el lugar se convirtió en uno de los centros de peregrinaje al que se acercaban gentes que, tras el descubrimiento en el año 819 de la tumba del apóstol Santiago, iban por la Vía Podensis, uno de los cuatro grandes caminos franceses (Paris-Tours; Vézelay-Limoges; Le Puy-Conques que entraban a España por Roncesvalles; y Arles-Toulouse, que entraban por Somport, continuando hasta Jaca).


El Camino de Le Puy-Conques o Vía Podensis era el tercer Camino Francés. Comienza en Puy-en-Velay (en Nuestra Señora de Le Puy), pasando por santa Fe de Conques (donde se acercaban a la abadía de santa Fe), seguía por la abadía de san Pedro de Moissac, entrando por Roncesvalles a España, para llegar a Santiago de Compostela.


Ante la gran cantidad de peregrinos el originario centro religioso conquense se quedó pequeño, construyéndose posteriormente (hacia 1050) la impresionante abadía que hoy podemos contemplar; paralelamente el lugar se fue poblando de comerciantes, artesanos, hasta tal punto que en año mil, documentalmente se habla de "una ciudad importante enclavada en la colina, por encima del monasterio", manteniendo la relevancia durante mucho tiempo.


El profundo declive de Conques comenzó sobre todo en el siglo XVI, con el incendio provocado por los protestantes, posteriormente por las epidemias y la hambruna se fue despoblando una ciudad que había alcanzado gran importancia, agravándose la situación con la Revolución y la supresión de las órdenes religiosas, lo que motivó que la abadía y la localidad llegaran a una delicada situación. Un hecho salvó a Conques de la ruina, la llegada en 1837 del inspector de Monumentos Históricos don Prosper Mérimée, quien informó de la penosa situación en la que se encontraba el monasterio, comenzándose su rehabilitación, que se vio favorecida con la llegada a la localidad en 1873 de una nueva comunidad religiosa: la Orden Premonstratense, volviendo poco a poco los peregrinos a Conques.


Avenida Gonzague Florens.


Conques fue elegido pueblo más bonito de Francia en 1982, y Patrimonio de la Unesco en 1998, formando parte del Camino de Santiago Francés (Vía Podiensis). Como en la mayoría de las localidades catalogadas como pueblos bonitos en Francia, está prohibido circular con coche por el núcleo urbano, por eso existen dos aparcamientos de pago: uno en la parte occidental del pueblo, el aparcamiento de L'Etoile; o el de La Salesse, situado al este. Si no hay numerosos visitantes y tienes suerte, puedes dejarlo al margen de la carretera donde hay zona de estacionamiento gratis (Parking de la Riviére).


Nada más acercarte a Conques comienzas a darte cuenta de la belleza de este pueblecito y de su entorno. Desde lejos, subiendo por la calle Gonzague-Florens ya se puede vislumbrar la majestuosidad de esta abadía románica, entre las casitas de piedra y pizarra que se organizan alrededor de esta abadía, sin duda, su principal seña de identidad.


Avenida Gonzague-Florens.


Subiendo por una de las calles principales, la rue Gonzague-Florens, ya te emociona el adentrarte en un lugar de "cuento de hadas". Una villa que huele a historia y a arte. En la que te puedes encontrar numerosos peregrinos que, dirigiéndose hacia Santiago de Compostela, se han acercado a esta abadía para conocer otro mítico lugar de peregrinación.


Avenida Gozague-Florens.


Sus calles son alegres, llenas de flores en las que los peregrinos a pie o en bicicleta, pertrechados con sus mochilas y sus cayados, van y vienen sin parar.


Plaza de la Abadía.


Al final de la avenida Gozague-Florens, hacia la derecha llegamos a la preciosa plaza de la Abadía, en la que nos espera la majestuosa portada de la iglesia de Santa Fe.


Vista de la Abadía y los edificios que la rodean.


Plaza de la Abadía.


La plaza de la Abadía es el centro neurálgico de la villa. Emociona la majestuosidad de la iglesia de santa Fe.


Plaza de la Abadía.


Por todo el pueblo encontramos talleres de artesanos del cuero, la madera, la piedra o la joyería, alternando con restaurantes o establecimientos dedicados a la restauración, como podemos ver en la plaza principal.


La mayoría de los edificios que nos encontramos en Conques son de los denominados "de entramado de madera". La clave de la utilización del entramado radica en que los edificios están construidos con un armazón de madera suficiente para soportar las cargas del edificio, pero con la gran ventaja de que los espacios que hay entre los maderos, y que conforman los muros, podían rellenarse con materiales muy baratos: cascotes, ramas, adobe, mampostería, barrotillo, o incluso ladrillo.


Abadía de Santa Fe.


Es el principal monumento de Conques, considerada la obra maestra del románico del sur de Francia. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998, formando parte del conjunto del Camino de Santiago en Francia.


Tras la Revolución Francesa quedó muy dañada y abandonada, resurgiendo gracias a la restauración llevada a cabo por el inspector general de monumentos históricos franceses Prósper de Mérimée, entre 1834-1860.


Pero volvamos al principio de la historia de este monasterio. Al traer las reliquias de Santa Fe, el primitivo monasterio se quedó pequeño, motivo por lo que tuvieron que construir un conjunto monástico mucho mayor.


La actual iglesia se comenzó en tiempos del abad Odolric (1031-1065) en el siglo XI (hoy solo lo comentaremos, ya que en otro post hablaremos de esta abadía individualmente), siendo terminada por el abad Bonifacio (1107-1125).


Su fachada principal con el Juicio Final, joya del románico del siglo XII, está flanqueada por dos esbeltas torres gemelas realizadas en el siglo XIX.


Tímpano de la portada occidental de la iglesia de Santa Fe.


En su magnífico tímpano (que en su origen estaba pintado -azules para el cielo y rojo para el infierno-, y aún vislumbramos algún resto de pintura sobre las figuras), se representa escenas del Juicio Final según san Mateo (Mt, 25, 31-46). El tímpano está protegido por un gran arco de medio punto con gablete.


Es una de las obras capitales del románico francés, realizada en tiempos del abad Bonifacio (1107 a 1125). Se divide en tres niveles y en los que se reparten 124 personajes (entre los que podemos ver a santa Fe, al abad Begon, al emperador Carlomagno, etc.), representando el cielo y el infierno, presidido todo por Cristo Juez, y la siguiente inscripción: "Pecadores, si no cambiáis vuestras costumbres, sufriréis un juicio terrible".


Interior de la iglesia de santa Fe.


Estamos en un edificio cuya planta corresponde al modelo de iglesia de peregrinación de forma de cruz latina con deambulatorio con tres capillas absidiales, tres naves, y un crucero también de tres naves. La nave central se cubre por bóveda de cañón; en las laterales, cubiertas con bóvedas de arista, se abre una amplia tribuna con vanos a la nave central. En el crucero se alza una cúpula (al exterior cimborrio) realizada entre 1460-1490 (la románica se derrumbó).


La iglesia de santa Fe es la más antigua del grupo de cinco iglesias de peregrinación: san Martín de Tours, san Marcial de Limoges (éstas no se conservan), san Saturnino de Toulouse y Santiago de Compostela.


Las vidrieras son modernas, realizadas entre 1987-1994 por el pintor de Rodez, Pierre Soulages, con un material opalescente, en total realizó 104 vidrieras.


Ábsides iglesia de la abadía.


En la cabecera sobresalen sus volúmenes escalonados: el ábside decorado con arquillos y bandas lombardas, la girola con sus tres capillas radiales y los absidiolos del crucero. Todo ello forma un conjunto magnífico.


Claustro de la Abadía.


El claustro fue realizado en tiempos del abad Bégon III (entre los siglos XI-XII), en el lateral meridional de la abadía. Solo se conserva parte de las arcadas de la galería occidental y los magníficos capiteles, el refectorio y la fuente central, ya que sufrió un grave incendio en 1366 y ya no se rehízo.


Al fondo a la izquierda se ubica el Museo del Tesoro de Conques, que ocupa lo que antiguamente fue el refectorio del claustro (a la izquierda de la fotografía), en el que se conserva el Tesoro de Conques, con una colección de relicarios que se remontan a los siglos VI y VII, todos ellos magníficos.


El Tesoro fue escondido cuando estalló, en 1789, la Revolución Francesa en las propias casas de los habitantes de Conques, devolviéndolo una vez apaciguada la situación, colocándolo en el interior de la iglesia, hasta que se habilitó el refectorio del claustro como museo.


La Majestad de Santa Fe.


Entre el Tesoro destaca la esculturilla de madera con plata sobredorada y cubierta con piedras preciosas de Santa Fe, una verdadera joya. Se trata de una escultura originaria del siglo X. Es considerado uno de los cinco tesoros europeos más importantes de orfebrería medieval.


La santa aparece sentada en un trono con los brazos extendidos, en el interior se conserva parte de su cráneo.


Puerta del Hierro o du Fer.


Situada cerca del antiguo claustro del monasterio, es una antigua puerta secundaria de entrada a la ciudad. Fue utilizada sobre todo para acceder a los huertos y campos del valle del Ouche.


Bajo el tejadillo que podemos vislumbrar en la fotografía encontramos las medidas de grano en piedra, que estaban en su época en el mercado medieval (hoy desaparecido).


Capilla del Rosario.


Situada en la parte posterior de la iglesia, es una capilla utilizada por los abades del monasterio.


Interior capilla del Rosario.


Fechada en 1465, tiene cabecera plana en la que vemos una crucifixión del siglo XV. Se cubre con bóvedas de crucería cubiertas de pinturas del siglo XVI.


Calle o foso que separa la cabecera de la iglesia de la abadía de los edificios situados en la parte posterior del templo. En esta parte se sitúa un edificio que hoy es utilizado como albergue para peregrinos.


Parte posterior de la iglesia abacial.


En esta zona encontramos un arcosolio con un sepulcro, cubierto por un tejadillo sostenido por un alero con canecillos esculpidos con motivos geométricos, figurativos y vegetales. También se conservan en esta parte una serie de sarcófagos pétreos antropomorfos.

Vista del caserío desde el foso de la iglesia abacial.


En la ladera que queda por encima de la abadía se desarrolló una verdadera ciudad amurallada, con puertas de acceso a la misma, un urbanismo medieval con calles empedradas y empinadas, adaptándose al terreno, también fuentes y una plaza donde se realizaban las tasaciones comerciales.


Calle Henri Parayre.


Desde el foso de la iglesia, por medio de unas escaleras llegamos hasta la plaza Chirac y la rue de Henri Parayre, desde donde podemos ver los ábsides de la iglesia abacial y a la derecha el caserío, la rue du Chanoine André Benazech, en donde encontramos la Oficina de Turismo.


Vista de la rue du Chanoine André Benazech.


En la fotografía vemos el edificio en el que se ubica la Oficina de Turismo, se trata de un edificio del siglo XVII, de entramado de madera. En su fachada vemos el reloj por el que el pueblo se regía. Era el antiguo ayuntamiento de la localidad. En 1843 se realizó un armazón con una campana.


Vista de la iglesia abacial desde la calle Henri Parayre, desde el lado este de la población.


La calle principal de la población discurre paralela a la iglesia abacial, de la que vemos su ábside mayor y el esbelto cimborrio poligonal que se eleva desde el crucero de la iglesia, con sus dos alturas y los vanos de iluminación que se abren en ellas. Detrás de él, las torres de la fachada occidental.


Residencia Dadón.


En la calle Emile Roudié, subiendo hacia el castillo, nos encontramos un edificio más grande. Se trata del antiguo hospital de santa Fe, en donde eran acogidos los niños abandonados, enfermos incurables y ancianos rechazados en el siglo XVIII.


Calle Emile Roudié.


El caserío es precioso, podemos subir por sus empinadas y empedradas calles en las que se pueden contemplar edificios de entramado de madera y tejados de pizarra, muchas de ellas se remontan al siglo XV. Poco a poco nos vamos encaminando hacia la plaza del palacio y al castillo de Humières.


Antiguo convento de las Hermanas de Unión.


Dirigiéndonos hacia la plaza del palacio encontramos este peculiar edificio del siglo XVIII, que era el antiguo convento de las Hermanas de Unión o Hijas del Trabajo, encargadas de recoger y educar a las niñas de Conques.


Rincón de Conques, subiendo al castillo.


Vista de los tejados desde la Plaza del Palacio.


Son curiosos estos tejados realizados con lascas de esquistos (rocas metamórficas con forma de hoja). El esquisto es la piedra que se usa no solo para los tejados, sino también para las soleras de las calles.


Son cubrimientos a base de lajas de esquisto o caliza relativamente dura que se utilizan principalmente en localidades de montaña.


Tour d'enceinte.


Situado al lado norte al lado de las murallas, fue un elemento importante en la defensa del lugar. Es una torre circular de final del siglo XV, en cuyos muros se abren saeteras.


Puerta de la Vinzelle.


Conques fue en la Edad Media una villa fortificada, de la que aún se conserva algunos lienzos de muralla y varias puertas de entrada a la localidad (la du Barry, la du Fer y la de la Vinzelle).


Esta puerta da acceso a la rue du Chateau d'Humières y al castillo, que vemos por su parte posterior, a la derecha de la fotografía. Es llamada así por el nombre de la localidad hacia la que se dirige el camino que está pasando el arco.


Detalle de la Puerta de la Vinzelle.


En su parte superior se encontraba la residencia del guardián de la torre. Se cubre con bóveda de cañón y sobre el arco de entrada vemos la imagen de una Virgen con el Niño.


Castillo de Humières y Puerta de la Vinzelle.


Adosado a la puerta de la Vinzelle vemos el castillo de Humières.


Castillo de Humières.


Es un imponente edificio, situado al final de la rue du Château, que sin ser realmente un verdadero castillo sirvió de fortaleza defensiva de la villa. Fue levantado por Guy d' Humières, y representa un ejemplo de la arquitectura civil de los siglos XV y XVI.


Tiene una alta torre octogonal y en sus muros se abren numerosos vanos (en esa época demostración de alto status, ya que pagaba más impuestos el que más ventanas tenía).


Parte superior y posterior del castillo de Humières.


Rincón de Conques bajando del castillo.


Detalle del edificio adosado al castillo de Humières, en la calle del castillo.


Calle del castillo, al fondo se vislumbran las torres de la abadía de Santa Fe.


Calle Emile Roudié, la antigua calle recta.


Al fondo vemos el cupulín del Hospital Dadón, que ya hemos comentado anteriormente.


Otra calle típica de Conques, en la que los aleros de las casas de entramado de madera casi se tocan.


Ya hemos recorrido la zona alta de Conques, volvemos por la Rue Gonzague Florens, una de las dos calles principales de la villa junto a la Emile Roudié, y nos encaminamos hacia la zona donde hemos aparcado el coche.


Puerta de Barry.


Antes de despedirnos de Conques, volvemos por la calle Rue Charlomagne, para visitar otra de las portadas que se conservan del antiguo recinto amurallado, la Puerta de Barry.


Puerta de Barry.


En la parte superior aún se conserva la casa del guardián que vivía en ella permanentemente.


Fuente de Barry.


En la localidad encontramos diversas fuentes, ya conocidas desde el siglo XI, que se distribuyen por varios puntos de Conques (la de Plo justo al lado de la abadía ya es documentada en el siglo XII), que recogen el agua de los manantiales. Suelen ser edículos realizados en mampostería, cubiertos con una bóveda de cañón y se abren en arco de medio punto.


La de Barry se construyó cerca de la Puerta de Barry, en el arrabal, a extramuros, en la actual rue Charlemagne.


También a extramuros podemos ver la capilla de san Roch, del siglo XV, y el puente romano sobre el Dourdou.


Hasta aquí este inolvidable y maravilloso vuelo por uno de los pueblecitos medievales más bonitos que he conocido, un lugar con un increíble encanto. El monasterio es una joya románica, pero la villa no se queda atrás. Os recomiendo su visita. Espero qué os haya gustado.



Hasta el próximo vuelo.



BIBLIOGRAFÍA:

-Turismo Conques: https://www.tourisme-conques.fr/es/conques/sitio-e-historia

-Iglesia de Santa Fe: http://viajes-jesus-diaz-larraona.blogspot.com/2010/03/1-francia-saint-foy-de-conques.html

- Escultura en la abadía de Santa Fe: http://www.fba.unlp.edu.ar/hav1/wp-content/uploads/2019/05/SAINTE-FOY-CONQUES-ESCULTURA-1.pdf



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