top of page

LECINA, un joya natural por descubrir en el corazón de Huesca (Aragón. España).


Entrada a Lecina.


Pequeña localidad situada en el extremo sur de la comarca del Sobrarbe en la provincia de Huesca, junto al parque natural de la Sierra y los Cañones de Guara, asentado junto al cauce del emblemático río Vero y al pie de las estribaciones orientales de la Sierra de Sevil. Es punto de partida hacia los paredones del Cañón del río Vero y es también famosa por su magnífica carrasca y por las primeras pinturas rupestres descubiertas en la provincia de Huesca, declaradas Patrimonio de la Humanidad.

Se accede por la carretera A-2205 de Colungo a Arcusa.


Un documento fechado el 19 de marzo de 1055 da noticia de que el rey Ramiro I concede al "monasterio de san Andrés de Fanlo, el cenobio de san Cucufate de Lecina, con todas sus pertenencias y decanías". Años más tarde, en 1074, el abad de Fanlo entregó Lecina a santa María de Alquézar, en permuta por santa María de Uruel. En 1083 el abad de Alquézar dispuso los derechos de los pobladores de Lecina; y en 1092 el rey Sancho Ramírez fijó sus límites. El 7 de mayo de 1290 el rey de Aragón, Alfonso III, entregó la localidad a Sancho de Antillón, ordenando el 23 del mismo mes y año que se diera el castillo al procurador del obispo de Huesca. Desde 1566 Lecina pertenece a la diócesis de Huesca.


Camino hacia la era donde se encuentra la encina.


Una encina milenaria puso en el mapa a nivel internacional este pequeño pueblecito y sus espectaculares alrededores.


La carrasca de Lecina.


En medio de una era, a la entrada del pueblo a la derecha, encontramos esta majestuosa carrasca, incluida en el catálogo de Árboles Singulares de Aragón desde 2015, elegida árbol del año de España en 2020 y por último, nombrado árbol europeo en el año 2021.


La carrasca o encina es el símbolo de la comarca del Sobrarbe, figurando en el escudo de Aragón. A este ejemplar se le conoce en la localidad como La Castañera, por sus bellotas grandes y dulces, parecido su sabor a las castañas. Ya desde 1600 se tiene documentación de su existencia y que era cuidada por la familia Arasanz.


Parte posterior de la carrasca.


Estamos ante un árbol milenario, que tiene un perímetro en su tronco de siete metros, una altura de casi diecisiete, y el diámetro de su copa es de 28 m con una superficie de 615 m2. Un bello ejemplar, que merece una visita, igual que al núcleo urbano, con su arquitectura popular.


Leyenda de la encina de Lecina.


Esta popular carrasca tiene también su leyenda. Hace muchos años Lecina estaba rodeada de impenetrables bosques, que ocultaban alimañas y brujas. Las carrascas querían a las hechiceras, ya que con su presencia los lugareños no se acercaban a cortar sus troncos ni ramas. Las brujas concedieron dones a los árboles, unos quisieron tener ramas de oro o de cristal, otros desprender deliciosos aromas, nuestra encina no quiso nada, y no dejaba refugiarse bajo sus ramas a las brujas, ya que no le gustaba que los vecinos no se acercaran al bosque por culpa de ellas. Con el paso del tiempo las brujas desaparecieron y los lugareños entraron en los bosques y talaron los árboles que tenían un olor tan particular, los ladrones saquearon a los que tenían ramas de oro, y los que tenían ramas de cristal se rompieron por las tormentas. Solo quedó la encina que no quiso nada, que siguió creciendo con el respeto de todos los que habitaban el lugar.


Rincón de Lecina.


Lecina sorprende por su encanto rural y su paz. Este precioso pueblo, rodeado de un paisaje natural impresionante te transporta a un mundo "donde la tradición y la autenticidad son palpables en cada rincón".


Rincón de Lecina.


Lecina es una de las localidades con mayor encanto y mejor conservadas de la zona. Su caserío es armonioso, contruido con piedra caliza y cubiertas de teja árabe.


Rincón de Lecina.


En Lecina encontramos sobrias edificaciones de piedra y tejados de teja, con las típicas chamineras y antiguos blasones.


Sus callejones adoquinados y sus construcciones de piedra añaden un tono pintoresco.


Rincón de Lecina.


Plaza de la localidad.


Casa Sampietro.


Situada en la plaza de la localidad, destaca su portada en arco apuntado con su blasón en la clave, es obra del siglo XVI.


Ventana casa Sampietro.


vano conopial decorado con relieves.


Plaza de Lecina.


En la plaza de Lecina se sitúa la antigua escuela, hoy reconvertida en un pequeño y acogedor espacio donde se dan conocer los principales valores naturales y culturales del municipio de Bárcabo, a través de paneles y un documental: el cañón del Río Vero, el arte rupestre prehistórico, los conjuntos urbanos, las casetas de monte y las leyendas. También se recuerda la figura de D. Antonio Peñart, quien a lo largo de su vida mostró un gran cariño y admiración por Lecina. Él fue el autor de las maquetas expuestas sobre arquitectura popular.


Detalle de una de las chamineras que encontramos en la localidad.


El Pirineo es un lugar lleno de leyendas, de ritos y costumbres ancestrales que han perdurado a lo largo de lo tiempos, uno de ellos son las típicas "chamineras" con sus espantabruxas.


En muchas casas de las aldeas pirinaicas podemos ver las típicas chamineras troncocónicas, realizadas en piedra revocada, cubiertas con un “sombrero” cónico, con piloncillos formando cuadrados, conocidos como "espantabrujas".


Pueden tener collarines para evitar que el agua penetrase en la unión de la chimenea y el tejado.

Según cuentan las leyendas, las brujas cuando sobrevolaban, montadas en sus escobas, los tejados de las casas, entraban en el interior a través de las chamineras, ya que las puertas estaban ya resguardadas por las cardinchas o cardos protectores, o las religadas (símbolos tallados en los dinteles, como soles). Esta zona por donde podían penetrar las bruxas era la chaminera. Por ese motivo se colocaban en lo alto de ellas, piedras verticales, piedras en forma de puchero, cruces o incluso bolas que asemejaban figuras fantasmagóricas.


Tradicionalmente se hacían en tosca (piedra ligera y porosa). El viento al pasar por esas ranuras produce un sonido como un silbido, que, según dicen, también espantaba a las brujas. Podemos encontrar tres tipos de tallas, cónicas, antropomorfas (con apariencia humana) y cruciformes.


Plaza de Lecina.


Alrededor de la plaza encontramos la iglesia, la herrería y el cubierto, que era donde se reunían los vecinos para tratar asuntos de la comunidad.


El cubierto.


Era un lugar donde se reunía la comunidad. Tiene planta cuadrada y se abre por el lado que da a la plaza. La cubierta es a doble vertiente, sostenida por una viga de madera a modo de columna. En su interior hay un banco corrido de piedra y una mesa.


Casa en la calle Alta.


Los ocho núcleos que forman el municipio se caracterizan por tener un urbanismo basado en viviendas separadas que contrasta con los vecinos pueblos del Somontano (Colungo, Alquezar, Salinas y Naval).


Calle que parte de la calle Alta.


Son casas singulares muy bien conservadas, pues las obras de mantenimiento se han realizado respetando materiales y estructuras.


Calle Alta.


Subiendo por la calle Alta se llega a la casa más sobresaliente de la localidad: la casa Carruesco.


Casa Carruesco.


Mención especial merecen las casas fuertes o casas fortificadas. Son especialmente numerosas en el valle de La Fueva. Suelen ser construcciones de tipología muy variada que en un extremo poseen un torreón defensivo de mayor altura que el resto de las construcciones que lo constituyen. Las fachadas presentan pequeñas ventanas de piedra con numerosas aspilleras. Se cubren con tejadillos en forma de cono o pirámide.


La casa Carruesco es una casa Fuerte construida en el siglo XVI por Andrés Carruesco, formada por la vivienda, realizada en sillar y situada al sur; en el centro se erige la esbelta torre; y junto a ella un oratorio dedicado a san Jorge, ambos realizados en mampostería.


La fachada principal se retranquea de la calle Alta, formando una fachada en forma de L. La vivienda es de grandes dimensiones, de planta cuadrada, con dos pisos y falsa, cubriéndose con tejado de losa a doble vertiente.


Casa Carruesco.


La torre tiene planta ligeramente rectangular, con cuatro pisos de altura, en la parte superior hay un matacán de sillar sobre ménsulas lobuladas. La portada se abre en arco de medio punto de grandes dovelas. En el muro se abren vanos adintelados y pequeñas ventanas biseladas que rodean los huecos de las dos aspilleras que se sitúan en la segunda y tercera planta.


Al lado de la torre se ubica el oratorio dedicado a san Jorge, cuya portada se abre en arco de medio punto dovelada. Tiene planta rectangular y se cubre con bóveda de medio cañón.


Calle Alta.


A lo largo de la localidad vemos casas con blasones como casa Castillo, casas Olivera, Buesa, Urbán y Otín.


Fachada del edificio anterior.


Portada con grandes dovelas, a la izquierda un escudo con las armas de los propietarios.


Chimeneas trococónicas pueblan los tejados de las casas de Sobrarbe y sobre ellas las figuras conocidas como espantabrujas, abundan y algunas llaman la atención por su tamaño.


Calle Alta.


Los edificios están muy bien conservados.


Rincón de Lecina.


A lo largo del camino hay varias "casetas" construidas mediante la técnica de piedra seca, son de pequeño tamaño y su uso era agrícola y pastoril.


Iglesia de san Juan Bautista.


Ya hemos comentado que por un documento de 1055 del rey Ramiro I se conoce que Lecina tuvo un monasterio dedicado a san Cucufate, sobre el que seguramente se elevó la actual iglesia. El edificio que hoy podemos contemplar es del siglo XVI, construido sobre otro de estilo románico, del que se conserva en el muro meridional un crismón y un ventanal en el atrio.


El acceso se realiza por el muro norte, precedido por un pórtico de planta cuadrada.


Iglesia de san Juan Bautista.


Tiene planta rectangular y se cubre con bóveda de lunetos, con amplio crucero cubierto con cúpula rebajada, con pinturas de san Benito y san Antonio Abad. El ábside es recto. En el exterior destaca la torre campanario.




Una vez vista la carrasca y el pueblo, merece la pena recorrer la zona para contemplar los preciosos paisajes de la Sierra de Guara. Es una escapada perfecta para sumergirte en la tranquilidad y la autenticidad de la vida rural.


Hasta aquí nuestro vuelo por este precioso pueblecito, lleno de sorpresas y de paz. Espero qué os haya gustado.


Hasta el próximo vuelo.




BIBLIOGRAFÍA:








-La encina milenaria de Lecina: https://www.lacarrascadelecina.com/




-GUITART APARICIO, CRISTÓBAL. Castillos de Aragón, Librería general, Zaragoza, 1976.


-GARCÍA GUATAS, M. Inventario artístico de la provincia de Huesca: Partido judicial de Boltaña, Ministerio de Cultura, Madrid, 1992.


-ARAMENDÍA, José Luis: El románico en Aragón. Cuencas del Ara, Vero, Alcanadre, Guatizalema y Flumen. Tomo III, Zaragoza, Leyere ediciones, 2001.

Comentarios


Artículos recomendados
bottom of page