La Casa Corsini. Paseo de Sagasta nº 19. Un edificio modernista zaragozano.
Antiguo Camino a Torrero. Paseo de Sagasta a finales del siglo XIX.
Volvemos al emblemático Paseo de Sagasta zaragozano, situado en el mismo centro de la ciudad, y que pone en contacto la plaza Basilio Paraíso con el inicio del Paseo Cuellar, en la entrada del parque Pignatelli. Era el camino natural que unía el centro de Zaragoza con los barrios del sur de la ciudad. El antiguo Camino a Torrero y al Canal Imperial.
Fotografía: A.H.P.Z.
Inicio del Paseo de Sagasta a comienzos del siglo XX.
A lo largo de este antiguo camino se localizaban a finales del siglo XIX numerosas torres, industrias familiares y dos importantes colegios, en la confluencia de la plaza de Basilio Paraíso, (a la izquierda de la fotografía): los Jesuitas y el Sagrado Corazón. Algunas familias burguesas comenzaron a instalarse junto a ellos, al principio de manera anárquica, con lo que al ayuntamiento no le quedó otro remedio que realizar un proyecto de urbanización, como luego veremos.
Fotografía: A.H.P.Z.
Este nuevo sector estaba muy bien comunicado, ya que desde 1885 se había instalado el tranvía que cubría el trayecto hasta Torrero. Por el centro del paseo circulaban el tranvía y los carruajes, mientras los peatones lo hacían por los laterales, tal y como podemos ver en la fotografía en la que observamos que aún no estaba pavimentada la calzada. El tranvía siguió circulando por el medio del paseo hasta el año 1910. Posteriormente se abrió un gran boulevard central y la circulación se dispuso por los laterales (más o menos como lo podemos ver hoy en día).
Fotografía: M. Arribas. A. H. P. Z.
Paseo de Sagasta en la actualidad.
En un primer momento el paseo se llamaba Camino de Torrero, pero al urbanizar la zona, se cambió el nombre, dedicando esta gran avenida al político del siglo XIX Práxedes Mateo Sagasta. Con la llegada de la República paso a llamarse Paseo de la República, y tras la Guerra civil cambió al nombre de General Mola, hasta recobrar ya en el año 1979 su nombre actual: Paseo de Sagasta.
En el año 1900 se aprobó el plan de urbanización de la zona. Pero tras una serie de enfrentamientos entre el ayuntamiento, con el arquitecto municipal Ricardo Magdalena a la cabeza, y los propietarios de los terrenos, miembros de la nueva burguesía zaragozana (entre los que se encontraban algunos concejales que habían comprado terrenos en la zona), el proyecto fue dejado a un lado. Los propietarios del lado izquierdo (acera del Corte Inglés), se negaron a ceder terreno para dejar jardines cerrados con verjas, como en el lado derecho. El proyecto ideado por Magdalena se rechazó en 1903.
En definitiva en la acera de la izquierda se realizaron viviendas plurifamiliares sin guardar la alineación establecida en la acera de enfrente, en la que los edificios eran chalets con jardín delantero. De estas casas con jardín solo se conservan la llamada "Clínica del Doctor Lozano", en un estado deplorable; y la Casa de Miguel Mantecón, o colegio de la Anunciata.
Las viviendas que se fueron levantando en este paseo fueron proyectadas por los mejores arquitectos del momento, imponiéndose los gustos y criterios de esta nueva burguesía. Convirtiendo "este nuevo barrio" en un sector tranquilo y elegante.
Desgraciadamente muchos de los magníficos edificios que jalonaban este paseo han desaparecido (villa de los Escoriaza, Suárez, Faci...), construyéndose en su lugar grandes bloques de viviendas, perdiéndose el estilo señorial del siglo XIX y destruyendo gran parte del rico patrimonio arquitectónico de nuestra ciudad. A pesar de ello el paseo sigue siendo hoy en día una de las zonas residenciales más elitistas de la ciudad.
Acera izquierda del Paseo de Sagasta.
Entre 1903-1904 se construyeron gran parte de los edificios que poblaron este paseo, como la Casa Juncosa, la Casa Retuerta, la Casa López Florez, y el edificio que hoy vamos a comentar: la Casa Corsini. Viviendas representativas del estilo modernista zaragozano de comienzos del siglo XX, con las que, el edificio Corsini, tiene algunos paralelismos decorativos.
Durante muchos años la historiografía local atribuyó gran número de los edificios de estilo modernista al arquitecto municipal Ricardo Magdalena Tabuenca, entre ellos el edificio que hoy nos ocupa. Parece ser que el error parte de un escrito del también arquitecto Regino Borobio, pero tras el estudio de los fondos documentales existentes en archivos zaragozanos se pudo saber la verdadera autoría de estos magníficos edificios.
Casa Corsini.
Según la documentación conservada en el Archivo Municipal, el proyecto del edificio fue firmado el 16 de marzo de 1904 por el maestro de obras de Talavera, Juan Gómez Pulido, contratado por el propietario del solar situado en el Paseo de Sagasta esquina con la calle de la Paz, con el nº 19. El diseño conservado en el archivo municipal difiere bastante del edificio que hoy podemos contemplar, ya que los miradores no aparecen, así como tampoco ninguna decoración en vanos y puertas. Este arquitecto talaverano un mes más tarde presentó otro proyecto para edificar el bloque de viviendas que también se conserva en este mismo paseo, en el nº 13, contratado por el empresario don Hilario Jesús Retuerta, que al igual que el edificio que vamos hoy a comentar, presenta bastantes diferencias con el proyecto original. En lo que respecta a los dos edificios realizados por el mencionado maestro de obras, a pesar de seguir ambos un estilo modernista, la "Casa Retuerta", sigue las pautas del art-noveau, siendo mucho más "moderado y contenido" el estilo de la "Casa Corsini".
La llamada "Casa Corsini", fue encargada por el inspector del Cuerpo de ingenieros de caminos, canales y puertos, diputado a Cortes por Tarazona y fundador, en 1918, de la empresa constructora Corsán, don Carlos Corsini de Senespleda. La familia Corsini, aunque residente en Madrid, eran de ascendencia atecana y lo que se suele llamar una "familia acomodada".
La obra se desarrolló en un amplio solar rectangular con fachada a dos calles, la principal al mismo paseo de Sagasta, y la lateral a la calle La Paz. El ángulo se resolvió con un chaflán curvo por medio de miradores; y una galería posterior situada en el patio del fondo de la parcela.
En un primer momento puede dar la sensación de ser un edificio construido con un diseño unitario, pero cada fachada tiene sus características propias, como ahora veremos. Los paramentos de todo el edificio son de ladrillo, revestido imitando aparejo de sillería, reservando la decoración en piedra para ornar las jambas, capiteles y dinteles de los vanos que se abren en él. También hay que destacar la sencilla, pero trabajada, rejería de balcones y miradores.
El edificio presenta un chaflán curvo con un cuerpo de miradores acristalados y decorados con forja, que no aparece en el diseño original.
Fachada principal.
El edificio consta de sótano y cinco plantas, la planta baja presenta vanos rectangulares y adintelados, con escasa decoración, no así las demás plantas. En la fachada principal el eje simétrico lo presentan los miradores acristalados, flanqueados por dos balcones, en la primera planta corridos, e individuales en el resto de los pisos. Todos ellos enmarcados con diferentes decoraciones florales de carácter modernista, en impostas y dinteles.
Detalle de la decoración de vanos de la planta baja, en los que destaca la labor de forja, con decoración floral. En el modernismo destaca el trabajo en cuanto a la forja se refiere. Son años en los que las artes industriales están en pleno auge; el trabajo en hierro forjado en balcones, miradores, rejas es importantísimo en la decoración de los edificios; puede decirse que es lo que proporciona el toque original a cada edificio.
Miradores de la fachada principal.
Siguen la sobria decoración de los miradores del chaflán.
Detalle de la decoración de los balcones del primer piso.
En el modernismo los motivos naturales, como tallos, flores, zarcillos, hojas, etc., son elementos importantes del estilo. En la ornamentación de estas ventanas vemos una esmerada decoración naturalista.
La naturaleza, y sobre todo las flores, fueron musas inspiradoras del modernismo, que se inspiró en ellas para decorar las residencias de las familias burguesas.
Balcones del segundo piso.
Junto a grupos de flores vemos sinuosas hojas de acanto, motivo muy utilizado por el modernismo.
Balcones del tercer piso.
En la decoración de este piso vemos la utilización únicamente de hojas de acanto. Este motivo, ya hemos comentado, fue muy utilizado en el modernismo, quizás por la misma estructura de las hojas, que se podían adaptar a los ángulos de puertas, ventanas, ménsulas, capiteles, etc.
Balcones del cuarto piso.
En ellos vemos la utilización de hojas de acanto, combinadas con grandes y carnosas flores. El modernismo continuó la representación de las plantas que tradicionalmente se venían utilizando para decorar las obras: acanto, laurel, trébol, lirios, amapolas, rosas, pero también utilizaron la adormidera, los crisantemos, las hortensias, camelias, vides, etc. El "escaparate vegetal del modernismo" fue muy amplio; los arquitectos y artesanos modernistas lograron crear verdaderas joyas decorativas en estos pequeños detalles ornamentales, adaptándolas a la obra arquitectónica.
Fachada lateral a la calle la Paz.
En ella se abren siete vanos adintelados y abalconados, con la misma decoración que la fachada principal. En la esquina se colocaron miradores de madera que dan a un patio abierto interior.
La portada de acceso a la finca es muy sencilla, con motivos decorativos florales y hojas de acanto. La puerta es de madera de dos hojas con decoración modernista.
En el interior el zaguán presenta escayola en el techo con tema floral. La puerta que da acceso desde el zaguán a la caja de escaleras, es de influencia del movimiento modernista austriaco Sezession.
Detalle de la puerta de entrada al patio interior.
La puerta interior del zaguán presenta un marco de madera con cristalera en forma de círculo. Su función era separar el portal propiamente dicho de la zona de la escalera, definiendo dos espacios: el lugar privado y el anejo a la vivienda que es el de la escalera.
Patio interior.
A la izquierda la portería, al fondo la caja de escaleras, con ventanas de aireación, y a la derecha, la cancela del ascensor.
Arranque de la escalera.
En ella vemos la huella con las baldosas originales, realizadas con mosaico hidráulico; y esquinas y contrahuellas de madera. Las barandas de forja muy sencillas y pasamanos de madera. A la derecha, las antiguas cancelas de hierro forjado del ascensor.
Solera de la escalera.
Las baldosas hidráulicas surgieron a mediados del siglo XIX, poniéndose muy de moda a principios del siglo XX. Son baldosas que no requieren cocción. Tienen base de cemento y los colores se fijan mediante una prensa hidráulica, de ahí su nombre. Surgieron con el modernismo, y los diseños más comunes son las formas florales, vegetales o geométricas, como es en este caso. Dejaron de utilizarse en la década de los años 60 del siglo XX, por la aparición de nuevos materiales. Hoy en día vuelven a ponerse de moda.
Puerta de nogal decorada con casetones de una antigua vivienda.
Hasta aquí el pequeño estudio de este bonito edificio, uno de los que se pudieron salvar de la "quema" del Paseo de Sagasta. Espero qué os haya gustado.
Hasta el próximo vuelo.
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- FERRÁNDEZ SANCHO, Guadalupe: -Casa Retuerta: https://www.elviajedelalibelula.com/single-post/casa-retuerta-paseo-de-sagasta-n%C2%BA-13-zaragoza
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