La Aljafería. "Palacio mudéjar"- Palacio de los R. Católicos. Zaragoza. Joya, Patrimonio Humanidad.
Vista de la fachada principal del palacio de la Alfajería.
En un artículo realizado hace un tiempo ya hablamos de este magnífico edificio, hoy sede de las Cortes de Aragón, comentando su estructura islámica (https://www.elviajedelalibelula.com/single-post/2019/10/26/la-aljafer%C3%ADa-qasr-al-sur%C3%BBr-el-palacio-de-la-alegr%C3%ADa-restos-del-palacio-taifal-zaragoza).
En esta ocasión vamos a comentar la historia del palacio cristiano medieval y del palacio de los Reyes Católicos, pasear por sus salones y estancias, y conocer la grandiosidad de este edificio.
Haremos una pequeña introducción para comprender la historia, algo confusa, de este gran palacio, verdadera referencia para la arquitectura hispanomusulmana de la Marca Superior, para el arte mudéjar y el conocido como "estilo de los Reyes Católicos", en Aragón y en la Península Ibérica. Este magnífico edificio es el resultado de una dilatada historia llena de cambios, reformas y ampliaciones a través de los tiempos, por ese motivo podemos encontrar en él estilos artísticos tan diversos.
Fue construido frente a lo que era el Portillo occidental (hoy Plaza del Portillo) de la muralla de la Zaragoza medieval y “sintetiza entre sus muros buena parte de la historia de la ciudad y de Aragón. Ha sido alcázar islámico, palacio real, sede de la Inquisición, fortaleza, prisión y cuartel”. Fue declarado Monumento Nacional de Interés Histórico-Artístico el 4 de junio de 1931.
Hay que distinguir tres etapas constructivas principales: el palacio musulmán de los siglos IX-XI, con la torre del Homenaje, tenida como el primer núcleo del palacio árabe, cuya parte inferior se fecha de finales del siglo IX (que ya os comenté en el anterior artículo); las reformas llevadas a cabo por los reyes cristianos, en el siglo XIV, en estilo mudéjar; y el edificio realizado en tiempos de los Reyes Católicos en los siglos XV-XVI. Posteriormente se realizaron otras obras, menores, como la fortificación llevada a cabo por Spanochi en el siglo XVII; su reconversión en cuartel durante los siglos XVIII-XIX; la rehabilitación que se inició en 1947 bajo la dirección de Francisco Iñíguez; y su remodelación final para adecuarlo para ser la sede de las Cortes de Aragón comenzada en 1985 y continuada en otras posteriores llevadas a cabo por los arquitectos Luis Franco y Mariano Pemán, le valió el Diploma Europa Nostra a la restauración del palacio en el año 2001. Es uno de los pocos ejemplos de arquitectura civil taifal en Occidente.
Comenzaré este pequeño estudio comentando escuetamente la historia de este palacio (una mayor ampliación de la historia de este edificio ya os he dicho que la podéis encontrar en el enlace que os pongo al final de esta explicación y en la bibliografía aportada, mucha de ella se puede leer a través de internet).
Hacia 1030, tras el Califato cordobés, la ciudad se convirtió en la capital del reino independiente de Saraqusta, gobernada por la familia de los Tuyibies y posteriormente por la dinastía de origen beréber los Banu-Hud (Hudís). Fue Abu Yafar Ahmad Ibn Sulayman (al Muqtadir), segundo monarca de la dinastía de los Banu Hud (reinando entre 1046 y 1082), el que construyó este magnífico edificio. De su nombre deriva el nombre de Aljafería: de Yafar, vino al-Yafariyya, después Aljafaria y por último Aljafería.
Torre del Trovador.
El palacio, lugar de recreo de los reyes de Taifas, conocido como "el Palacio de la Alegría", se construyó al oeste de la ciudad, a extramuros, en un terreno llano, rodeado de huertas y acequias. En donde existía una torre, la actualmente conocida como la "Torre del Trovador" (llamada así porque fue fuente de inspiración para Antonio García Gutiérrez en su obra de teatro El Trovador, escrita en 1836), y un pozo de finales del siglo IX, que se integraron en el edificio que se construyó a finales del siglo XI.
La Torre del Trovador es una maciza estructura de planta rectangular, con cinco pisos no marcados en el exterior (para algunos los tres primeros son de época musulmana, realizados con sillería de alabastro; y los dos últimos de época cristiana, construidos con encofrado de hormigón simple de yeso y cal), en donde se abren pequeños vanos y se remata con almenas, como torre defensiva que fue. En 1486 se convirtió en prisión de la Inquisición.
Muralla de La Aljafería.
Todo el conjunto estaba rodeado por una muralla, actualmente reforzada por torreones semicirculares, que bien pudieran responder a modelos de los palacios omeyas sirios o incluso a la antigua muralla romana que podemos contemplar en la zona de san Juan de los Panetes de Zaragoza.
Esta muralla, reconstruida en la última reforma del edificio; al igual que los seis torreones que cubren la muralla del lado Este, pueden darnos idea del aspecto que pudo tener originariamente el palacio árabe. En un principio esta muralla estaba reforzada por diecisiete cubos semicirculares, más la torre del Homenaje, de forma rectangular, situada en su lado norte.
En el año 1979 el ingeniero Rafael Barnola Usano realizó el proyecto de los jardines que rodean el palacio; y en 1982, este mismo ingeniero municipal, y los arquitectos F. Íñiguez y Ángel Peropadre, recuperaron el antiguo foso que bordeaba el edificio y que había sido tapado en los siglos XVIII-XIX. También reconstruyeron el muro exterior que rodea el palacio y el puente que da acceso a la entrada principal.
Vista de La Aljafería y el foso que la rodea.
La historia de "nuestro castillo cristiano medieval" comienza en 1118 cuando Alfonso I el Batallador conquista la ciudad, momento en el que la Aljafería pasó a ser residencia de los reyes cristianos. En realidad Aragón no había poseído una capital fija, pues aunque Jaca lo había sido a finales del siglo XI, lo fue por poco tiempo, ya que la capital se ubicaba en el lugar en el que el rey residía en ese momento. En esa época Zaragoza se había desarrollado mucho y su ubicación era muy estratégica. Por ese motivo la Aljafería fue considerada en varias ocasiones la sede real, siendo protegida por la realeza y realizándose en ella a través de los tiempos y de los sucesivos reyes, numerosas obras de ampliación y acondicionamiento del edificio. Jaime II, en 1292, ordenó la rehabilitación del castillo islámico, siendo en 1301 el director de las obras Mahomat Bellito, que había sucedido en el cargo a su padre Yusef Bellito.
Pero el período constructivo más importante se llevó a cabo en la época de Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387), construyéndose el llamado "Palacio Mudéjar" sobre la zona norte del palacio islámico; añadiéndose también dos plantas a la torre del Trovador; y erigiendo las capillas de San Martín y San Jorge (ésta destruida en 1867).
En esta época el edificio era el principal punto político de Zaragoza. Documentalmente consta que en 1356 se estaba realizando “obra nueva de un palacio” en la Aljafería y se nombra a Blasco Aznárez de Borau y a Juan Eximén de Osca, administradores de las obras, que, parece, habían comenzado en 1354 y se terminaron en 1358. En 1412, el palacio tenía gran relevancia en la vida pública de la ciudad, de él saldrá, siguiendo la costumbre, don Fernando de Antequera para ser coronado rey en la catedral del Salvador.
Lado noreste del palacio.
En 1486 la Inquisición se estableció en ella y la torre del Trovador se convirtió en prisión. Dos años más tarde los Reyes Católicos reformaron el edificio (1488 y 1495), construyendo un suntuoso palacio en el ala norte, encima del antiguo palacio islámico. Es, en este momento, cuando se realizaron los magníficos artesonados (Salón del Trono, Salas de los Pasos Perdidos, Sala de Santa Isabel, Sala de las Deliberaciones y Sala de Pedro IV), con decoraciones geométricas y vegetales, y los emblemas de los Reyes Católicos. La construcción de estas estancias trajo consigo la destrucción de parte del palacio medieval, así como la cubrición de la mezquita.
Un hecho va a suceder en la ciudad en 1591 que tendrá consecuencias para la Aljafería. En esa época la Inquisición ocupaba el edificio, y ese mismo año Antonio Pérez, antiguo secretario de Felipe II huido de Madrid llegó a Zaragoza, pidiendo ayuda al Justicia de Aragón, amparándose en los Fueros Aragoneses. Esto motivo que el rey tomara parte en el asunto y detuviera a Antonio Pérez en la cárcel de la Inquisición, que se ubicaba en este palacio. El pueblo zaragozano se levantó contra ese hecho, el resultado fue la muerte del Justicia don Juan de Lanuza, y la desaparición de los Fueros aragoneses. Tras esta revuelta el rey mandó fortificar todo el recinto del palacio. El encargado del proyecto fue el ingeniero militar Tiburcio Spanochi, realizando, asimismo, el foso que actualmente podemos contemplar alrededor del edificio.
Torreón neogótico y fachada noroeste.
La verdadera obra de transformación para acuartelamiento se llevó a cabo con la reforma de 1772, durante el reinado de Carlos III; básicamente es la estructura que se conserva actualmente, exceptuando los cuatro torreones neogóticos, que se añadieron en 1862, año que dejó de ser Patrimonio Real para ser propiedad del desaparecido Ministerio de la Guerra. Esto trajo consigo una reforma total del edificio, dañando numerosos restos histórico-artísticos (se derribaron todos los torreones semicirculares, los cuatro arcos centrales del pórtico sur, y la arquería de acceso al Salón Dorado). En el exterior se remodeló la fachada principal, y en las esquinas se colocaron cuatro torreones neogóticos, de los que hoy en día se conservan dos.
Cuartel del Príncipe (enmascarando al palacio).
La Aljafería cuando era cuartel (el cuartel del Príncipe). Aún podemos ver las construcciones que se edificaron delante del antiguo palacio, que fueron derribadas en las restauraciones llevadas a cabo en el siglo XX.
Como podéis ver en la fotografía antigua, el cambio fue total. Aún se puede ver la torre de san Martín, y como ya hemos comentado, en la remodelación de 1772 fue cuando el edificio perdió su aspecto de palacio "andalusí", cambiando radicalmente su aspecto, para adecuarse al servicio cuartelario al que estuvo destinado.
También podemos ver la esbelta torre (hoy con remate almenado), que se alzaba en la iglesia de san Martín, a la que en el siglo XVIII se le incorporaría un chapitel bulboso.
Fotografía: Ed. Artigot, hacia 1940-50. AHPZ.
Obras en la La Aljafería.
En 1947 el arquitecto Francisco Iñíguez Almech comenzó la restauración del antiguo palacio, aún propiedad de las Fuerzas Armadas. Reconstruyó el muro oriental de la muralla musulmana, la puerta principal, la torre del Trovador, la capilla de san Martín, la mezquita, los patios, y las salas de los Reyes Católicos.
En la fotografía del A.H.P.Z., de Coyne, podemos ver los trabajos que se estaban haciendo en el año 1973, según lo proyectado por el arquitecto Francisco Íñiguez (siguiendo los antiguos diseños de Spanochi de 1593 y de Miguel Marín de 1757). Reconstruyendo la puerta de acceso entre los dos torreones que la flanquean y levantando los torreones cilíndricos de la actual fachada principal. Las obras de intervención en la Aljafería, en sus diversas fases, se extendieron desde 1955 hasta 1997.
En el año 1982, al fallecer Iñíguez sin haber concluido la reforma, la continuó el arquitecto Ángel Peropadre, finalizándola en el año 1985. En marzo de 1980 el palacio había sido adquirido por el Ayuntamiento de Zaragoza, decidiendo tres años más tarde instalar en él, el Parlamento Autónomo Aragonés, motivo por el cual se comenzaron nuevas obras para adecuar el edificio. Este proceso de rehabilitación, dirigido por los arquitectos Luis Franco y Mariano Pemán, se prolongó hasta el año 1998. Consiguiendo esta actuación el diploma Europa Nostra en el año 2001.
Finalmente el 14 de diciembre de 2001 el Palacio de la Aljafería fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO al ser considerado uno de los principales ejemplos del arte mudéjar aragonés.
Puerta de entrada actual.
En su origen el palacio tenía su entrada por el lado meridional, accediéndose directamente al Patio de Santa Isabel, ya que en aquella época aún no se había construido lo que posteriormente sería la capilla de san Jorge (hoy salón de san Jorge). Actualmente la entrada principal la encontramos en el lado oriental, y está algo descentrada en relación al eje de simetría de la fachada (que sigue la estructura de las portadas islámicas de época califal). Se abre entre dos torreones en arco de herradura doble, Por encima un friso de arcos de medio punto entrecruzados (obra de la restauración), y por encima de éstos una galería con arcos carpaneles y doblados, de época de los Reyes Católicos. Para Iñíguez tanto esta puerta como todo el recinto amurallado con los torreones pueden ser anteriores al siglo XI. Para su reconstrucción el arquitecto se fijó en los restos arqueológicos conservados y en los planos que Tiburcio Spanochi realizó del edificio en 1593.
Plano Aljafería.
En el interior, en el eje central en dirección Norte-sur, se ubican los espacios residenciales del palacio taifal, de gran belleza ornamental. La Aljafería entronca con los palacios sirio-omeyas del desierto. Las partes más destacadas que integran el palacio musulmán del siglo XI son: los salones del pórtico norte (salón de oro o salón de los mármoles; varias alcobas privadas, el oratorio o mezquita; el patio de Santa Isabel; y las salas del pórtico sur).
Tras la conquista de la ciudad en 1118 por Alfonso I, los reyes cristianos quisieron engrandecer este hermoso palacio, realizando reformas y ampliaciones para adaptarlo a las necesidades de las diferentes épocas. En él se distinguen dos grandes etapas cristianas: la llevada a cabo por Pedro IV el Ceremonioso (que promovió la construcción de nuevas dependencias en el entorno de la torre del Trovador, la capilla de san Jorge (hoy desaparecida), y la iglesia de san Martín; y la remodelación realizada por los Reyes Católicos, aunque también se realizaron algunas obras menores en los reinados de Jaime I, Juan I y Martín I.
La zona de tono ocre en el plano, es la que se habilitó para albergar las dependencias de las Cortes de Aragón.
Patio de san Martín.
Nada más traspasar la puerta de entrada nos encontramos el llamado Patio de San Martín, construido en el siglo XIV, por orden del rey Pedro IV. Llamado así porque en él se ubicaba la iglesia de san Martín, templo gótico-mudéjar realizado en la misma época. Pero no todos los autores están de acuerdo con esta teoría, los arquitectos J. Miguel Pinilla y Javier Peña, afirman que lo que fue iglesia de san Martín, fue en realidad una estancia que ya existía con anterioridad a la ampliación llevada a cabo en el siglo XIV, y que dada su ubicación, bien pudiera haber sido una sala donde se alojaba la guarnición del palacio andalusí. Siendo, asimismo, la parte que queda enfrente (lo que hoy ocupan las Cortes de Aragón), otras dependencias militares musulmanas. Siguiendo la teoría de los arquitectos: "El edificio estaba allí cuando en 1118 Alfonso I establece una iglesia en ese lugar, y seguiría estando cuando Pedro IV remodela el conjunto de la Aljafería". En la bibliografía os pongo una lista de estudios que podéis consultar y sacar vuestras propias conclusiones.
Sobre este muro se ha erigido una terraza almenada, desde la que se puede pasar al camino de ronda de la zona musulmana, que se sitúa en el lado este. A la derecha podemos ver la pequeña torre árabe con arcos de herradura y almenada que sobresale de la línea de las murallas, que para algunos autores se trataría de un antiguo alminar.
Patio e iglesia de san Martín.
Se abre en el ángulo noroeste de la muralla, en el patio con el mismo nombre, es de estilo gótico mudéjar, la sacristía se ubica en uno de los torreones. El último arco apuntado, a la izquierda, da paso a la Torre del Trovador.
Intradós del arco apuntado de la iglesia de san Martín.
En él podemos ver la típica decoración que encontramos en otras iglesias mudéjares aragonesas (como las de la comarca de Calatayud), aunque ésta es anterior. Salieron a la luz durante la restauración llevada a cabo por Íñiguez Almech. En ellas vemos el enlucido y agramilado (técnica que se realizaba con el "gramil" o punzón sobre el enlucido del yeso cuando aún estaba tierno, decorando las paredes con dibujos (frisos de arquillos mixtilíneos entrecruzados, bandas simulando ladrillos perfilados en negro sobre fondo blanco...)
Portada de la iglesia de san Martín.
Esta portada fue construida en época de Martín I el Humano (primera década del siglo XV), y se abre en el lado sur de la nave, en el último tramo. En ella se combinan elementos decorativos cristianos e islámicos. Presenta un arco carpanel rebajado, dentro de otro muy apuntado y de mayor tamaño, enmarcando a ambos un alfiz decorado con motivos geométricos (rombos).
En las albanegas de la portada podemos ver dos escudos dentro de medallones cuadrilobulados, con la Señal del rey de Aragón. En el tímpano, flanqueado por bandas de arquillos ciegos mixtilíneos entrecruzados, un relieve de san Martín donando su capa a un pobre, obra moderna realizada por Minguell Corman.
Fotografía antigua de la iglesia de san Martín.
No se puede precisar con exactitud la fecha de construcción de esta iglesia, quizás tras la conquista de Alfonso I de la ciudad en 1118, el rey donó el palacio de la Aljafería a la Orden benedictina del monasterio de Crassenses, cerca de Carcasona: "En esta misma era de MCLVI, que es el año MCXVIII, el postrero de junio confirmó nuestro obispo la donación que el rey don Alonso hizo de la Jafería, que así está escrito, a Berengario, abad crasense, y a sus monges, y les da licencia de edificar allí la iglesia en honra de Dios y Sancta María, y de san Martín y de sant Nicolás..." En realidad no se conoce si se construyó entonces una capilla en estilo románico, o se consagró la mezquita del palacio hudí, que parece lo más probable. El templo que hoy podemos contemplar, con una reforma total, fue levantado en época de Pedro IV (siglo XIV), época en la que el dominio cisterciense ya no estaba.
Fotografía Mora. A.H.P.Z.
Interior de la antigua iglesia de san Martín.
Ya hemos comentado que la iglesia sufrió importantes remodelaciones en época moderna y contemporánea. La iglesia construida en el siglo XIV constaba de dos naves, de tres tramos cada una, que estaban separadas por gruesos pilares, de piedra sillar, cuadrados con semicolumnas adosados a ellos. Se cubría con bóvedas de crucería simple, cuyas claves estaban adornadas con el emblema de Pedro IV y de su esposa María de Navarra.
En el siglo XVIII, fue reformada cuando se realizaron las obras para adecuar el palacio como cuartel, y nuevamente remodelada por el arquitecto Francisco Íñiguez Almech, quien eliminó la esbelta torre que se erigía sobre ella (y que podéis ver en la fotografía antigua que os he puesto anteriormente cuando el palacio era cuartel).
Biblioteca de las Cortes de Aragón.
En el año 1985 se comenzó la rehabilitación del palacio para adecuarla para ser sede de las Cortes de Aragón, llevada a cabo, como ya hemos comentado, por los arquitectos Franco y Pemán. La iglesia fue reformada para instalar en ella la biblioteca parlamentaria, colaborando también el arquitecto José Manuel Pérez Latorre. Los pilares originales se remodelaron, colocando dos pilares centrales que siguen dividiendo la sala en dos naves de tres tramos cada una, cubierto todo el espacio con bóvedas de crucería sencilla, cuyas claves hoy presentan la Señal de Aragón.
La biblioteca fue abierta al público en el año 2021. En ella podemos contemplar el fondo Documental Histórico de las Cortes de Aragón, ampliándose con documentos que hacen referencia a otras instituciones aragonesas. También en el año 2018 don Emilio Gastón, antiguo diputado constituyente y Justicia de Aragón donó su colección personal a esta biblioteca.
Patio de san Martín.
En el lado Oeste vemos, a la izquierda un gran arco de herradura levemente apuntado, realizado en tiempos de los Reyes Católicos, que permite el acceso al Patio de Santa Isabel. De la misma época son los vanos que en este muro se abren y que corresponden a las dependencias conocidas como de los Pasos Perdidos, en el palacio de los Reyes Católicos. A la derecha, el muro se eleva como si se tratara de una torre, en la parte inferior se ubica el exterior de la mezquita, en el que encontramos una puerta ciega descentrada con arco de herradura; sobre ella dos vanos geminados con celosías; y sobre la mezquita se sitúa la estancia gótica, en donde exteriormente se abren dos saeteras.
A la izquierda se vislumbra el edificio construido para servir a las Cortes de Aragón, en el lado sur.
Ventanas correspondientes a los Salones de los Pasos Perdidos. Palacio Reyes Católicos.
Ambas corresponden a la sala I y sala II. El de la izquierda, se abre en arco de medio punto con la clave partida, en la que vemos el escudo real timbrado con la cimera con el dragón, bajo él, se abre una triple arquería mixtilínea, cuyo tímpano está decorado profusamente con motivos vegetales. A la derecha, la correspondiente a la sala II, se decora con una triple arquería mixtilínea con tracería calada cobijada bajo un alfiz, sobre el que se sitúa el escudo real, bajo el águila de san Juan.
Entrada al patio de Santa Isabel.
Reconstrucción del gran arco de herradura (muy restaurado) que comunica el patio de san Martín y el patio de santa Isabel. Esta galería, que parte desde la mencionada puerta, separa dos zonas del antiguo palacio taifal, a la izquierda el llamado Pórtico Norte; y a la derecha la zona sur del antiguo patio del palacio musulmán. El paso desde el patio de san Martín que es de gran sobriedad contrasta en gran manera con la belleza de esta zona del palacio que vamos a visitar a continuación. A través de esta zona islámica accederemos a la escalera que nos conducirá al palacio cristiano.
Patio de Santa Isabel.
Siguiendo hacia la zona del palacio cristiano, a la derecha podemos ver el Pórtico Norte, y a la izquierda el patio dedicado a santa Isabel. Al fondo, el acceso hacia el palacio cristiano medieval y a las estancias de los Reyes Católicos.
Pórtico del lado septentrional.
Las estancias más ornamentadas y lujosas, en donde se realizaban los actos protocolarios de la corte islámica, se situaban en el lado septentrional. En donde se encontraba el salón del Trono o Salón Dorado; y el oratorio o mezquita.
Patio de santa Isabel.
El palacio musulmán se organizaba en torno a un patio rectangular con un jardín central, conocido como Patio de Santa Isabel, que era el unificador del palacio musulmán. Está dedicado a santa Isabel, infanta aragonesa, hija de Pedro III de Aragón y de Constanza de Sicilia, así como nieta de Jaime I el Conquistador. Según las crónicas nació en el palacio de La Aljafería en el año 1271. Corría el año 1288 cuando la casaron con el belicoso Dionís de Portugal, convirtiéndose en reina. Fue una mujer conciliadora, que siempre procuró ayudar a los que la rodeaban, y muy caritativa, a pesar de la prohibición de su esposo de ayudar a los pobres. Cuando falleció en 1336 la enterraron en el monasterio de Santa Clara de Coímbra, por ella fundado. Tres siglos más tarde al abrir su tumba encontraron su cuerpo incorrupto y del sepulcro salía un fragante aroma a rosas, las mismas que su marido encontró en su halda al preguntarle que ocultaba cuando acudía a ayudar a los pobres. Fue canonizada por el Papa en 1625.
Al fondo donde vemos los vistosos arcos mixtilíneos con decoración geométrica (restaurados por Íñiguez). Toda esta zona meridional fue demolida para construir la capilla mudéjar de san Jorge (según dicen en ella se guardó el Santo Grial que Martin I, en 1399, hizo traer a la Aljafería desde San Juan de la Peña). La mencionada capilla fue también derribada en 1867, cuando este palacio se convirtió en cuartel.
Patio de Santa Isabel visto desde la alberca y zona sur.
Al frente, en la parte superior norte vemos la galería del palacio de los Reyes que se construyó sobre el palacio islámico, configurando una segunda planta superpuesta a este palacio "andalusí". En la parte inferior el salón Dorado; a ambos lados del patio los arcos de los pórticos oriental y occidental (palacio mudéjar de Pedro IV, siglo XIV); a la izquierda el arranque de la escalera real que da acceso a la segunda planta, conocida como dependencias de los Reyes Católicos.
Vista de los dos palacios superpuestos.
En la fotografía podemos ver en la parte inferior, los arcos del gran salón del palacio musulmán o Salón Dorado, sobre el que se sitúa el gran salón del trono de los Reyes Católicos, a través de la ventana central podemos vislumbrar el magnífico artesonado; y los vanos que se abren al patio, el de la sala de santa Isabel, a la izquierda; y la de la derecha, el de la estancia de las Deliberaciones.
Arquería occidental del patio de Santa Isabel.
En este lado se encuentra la entrada que nos permite el acceso a la segunda planta y a la Escalera Real, cuyos vanos por su parte exterior, podemos ver en la fotografía, así como los pretiles de yeserías caladas que en el interior no se pueden ver.
Entrada al palacio cristiano.
Dejando atrás el palacio musulmán, a través de un arco polilobulado, entramos en la zona que nos va a conducir a las estancias cristianas. Nos encontramos en el ángulo noroeste del palacio. A la izquierda encontramos la Escalera Imperial que nos lleva hacia el sector de los Reyes Católicos; y a la derecha, tras un corredor con restos encontrados en las excavaciones llevadas a cabo en La Aljafería, nos adentramos en la zona donde se ubican las estancias del llamado "Palacio Mudéjar", situadas sobre el palacio islámico, construido por Pedro IV el Ceremonioso en el siglo XIV.
Plano del palacio medieval cristiano.
En el plano podéis observar la disposición de las estancias y diferentes niveles que componen el Palacio Mudéjar. Alguna de estas salas no son visitables.
Pedro IV de Aragón, llamado el Ceremonioso, fue coronado rey en Zaragoza en el año 1336. Su reinado duró cincuenta y un años, un reinado lleno de conflictos, ya que fue un rey belicoso, pero al mismo tiempo gran protector de las artes y de las letras, impulsando una gran obra constructora por todo el reino. En lo que respecta al palacio de la Aljafería, lo favoreció en gran manera. Según Gonzalo Borrás, la obra se realizó entre 1354 y 1357, bajo la dirección del maestro Juan Jiménez de Huesca. A partir de 1356 fue nombrado comisionado "para dicha obra nueva", el noble arquitecto Blasco Aznárez de Borau, siendo ayudado por el administrador del palacio, el merino Juan Eximén de Osca. Tres meses más tarde, Pedro IV instó a Sancho Martes para que se encargase de la obra, fallecido Eximén de Osca. En las obras también participaron los maestros de obras moriscos Yucef y Mohamat Bellito.
La familia Bellito, moros zaragozanos que, desde principios del siglo XIII, gozaban de privilegios reales por sus trabajos en las obras que llevaban a cabo para la realeza. Al fallecer Yucef Bellito en 1300, que tenía el cargo de maestro director de las obras de la Aljafería, este cargo al ser vitalicio, pasó a su hijo Mohamat Bellito.
En 1339 consta como maestro de obras de la Aljafería, Jahiel Terrer, y años más tarde, en los años 80, Faraig Allabar. Y ya, en 1547, el cargo estaba en manos de Jerónimo Mofferriz.
A lo largo de los siglos XIV y XV, los reyes aragoneses contrataban para la realización de sus obras, tanto en Zaragoza, Barcelona o Valencia, a maestros de obras moros, de todos los lugares de la Corona de Aragón, haciendo que se desplazaran de un sitio a otro. También en cada periodo de tiempo la familia preponderante de maestros de obras moros trabajaba en el palacio de la Aljafería, ya hemos comentado a la familia Bellito (siglo XIII-XIV), también se nombra a Faraig Allabar en 1366, alcanzando importancia la familia Gali en el siglo XV.
Salón de recepciones de Pedro IV. Muro del aljibe.
En lo que se conoce como palacio de Pedro IV, estuvo formado por tres grandes salas adosadas a diferentes alturas en el frente norte del palacio islámico, que presentan interesantes alfarjes.
En la fotografía la Sala Baja del Palacio mudéjar o Sala de Recepciones (también conocida como sala del aljibe), realizada en la época de Pedro IV (1319-87). Es interesante visitarla, ya que está adosada a la Torre del Trovador, cuyo muro exterior vemos al fondo. Delante podemos ver la estructura que se construyó para resguardar el pozo-aljibe, de la misma época que la Torre, es decir de época musulmana (explicado en el artículo anterior sobre el palacio taifal).
Alfarje del salón de recepciones de Pedro IV.
Es una gran sala de planta rectangular construida en ladrillo, con excepción del muro donde se encuentra el aljibe que aprovecha el muro de la Torre del Trovador. En la última restauración se abrieron miradores (en la parte superior al fondo) para poder contemplar mejor las pinturas de las vigas (la última vez que visité el palacio el mirador estaba cerrado).
Detalle de la decoración del alfarje.
En este magnífico alfarje tenemos un excepcional documento heráldico; presentando dos épocas diferentes, la correspondiente a Pedro IV , y la de su hijo Juan II. Los escudos están pintados al temple sobre las jacenas, de cinco en cinco; o en las jaldetas, que en este caso los escudos son más pequeños y pintados sobre papel. La tablazón se decoró con motivos vegetales.
Pedro IV ordenó decorar este alfarje hacia 1356 con sus armas, el Señal de Aragón con las cuatro barras, emblema de su linaje y Casa, y la Cruz de Iñigo Arista. Junto a éste, los escudos de sus tres primeras esposas: María de Navarra, Leonor de Portugal y Leonor de Sicilia. De los 125 escudos que existían podemos contemplar 105. En 1387 Juan I añadió la Cruz de San Jorge y el escudo de su mujer Violante de Bar, sustituyendo a los de María de Navarra y a los de Leonor de Portugal, dejando los de su madre Leonor de Sicilia.
Para más información sobre los alfarjes y artesonados de La Aljafería os remito al magnífico estudio de José Antonio Tolosa (ver bibliografía).
Detalle de uno de los escudos del alfarje.
En este magnífico alfarje, las jacenas y jaldetas están pintadas con una serie de escudos heráldicos. Uno de los motivos decorativos más interesantes de este alfarje es el "drac alat", o dragón alado. En el papo se representa un dragón, perfilado en negro y pintado de oro, sobre fondo rojo. El dragón mira hacia el escudo que se encuentra a su derecha, el de Iñigo Arista, pintado sobre azul. Quizá indicando que el dragón protege al antiguo escudo del Reino de Aragón.
El dragón, según algunos autores, es un "emblema parlante" que representa un lema que equivale a d'Aragón: dragón. Fue distintivo de los reyes de Aragón, incorporado como cimera por Pedro IV en 1343-1344, porta el escudo con la cruz de Ïñigo Arista, la cual fue utilizada por primera vez en 1373 como blasón del Aragón antiguo por el rey Pedro IV el Ceremonioso.
En lo que respecta a Íñigo Arista, originario del condado de Bigorra, fue un antiguo rey de Pamplona. El nombre del emblema lo puso el historiador Jerónimo Zurita, ya que afirmaba que de Arista eran descendientes los reyes de Aragón desde Ramiro I, hijo del rey de Navarra Sancho III el Mayor, el cual se convirtió en 1035 en el primer rey de Aragón, recordando de esa forma la vinculación entre los territorios de Aragón y de Navarra.
Según cuenta la leyenda una cruz de plata apareció sobre el cielo mientras Ïñigo Arista luchaba contra los musulmanes. Fue el primer escudo de Aragón según la leyenda.
Sala norte. Palacio Pedro IV.
Sobre el salón de Recepciones y el salón Norte y la alcoba oriental del palacio islámico, hoy encontramos dos grandes salas que se comunican a través de dos puertas en la parte central. La que vemos en la fotografía, la llamaremos la Exterior, por dar sus ventanas al Patio de Santa Isabel, y al fondo la puerta que comunica con las estancias situadas en la torre del Trovador. En la época cuartelaria, se usó como cocina (como la que luego veremos) y también como arsenal; siendo hoy en día un salón de reuniones y exposiciones.
Este gran salón, pudiera ser el que la documentación nombra como "Tinell" o sala de audiencias, tal y como se menciona en la sentencia real de Fernando I de 19 de junio de 1414: "...in nostra audiencia que celebratur in aula vulgarite nuncuputa lo tinell Aljaffarie..." En ella podemos ver otro alfarje, compuesto por nueve grandes vigas.
Alfarje sala Norte. Palacio Pedro IV.
La decoración de este alfarje es renacentista, a base de figuras, jarrones, flores abiertas, ovas, grutescos, animales fantásticos, y escudos de los Reyes Católicos, pero, tras la restauración, parece que antes de estas decoraciones hubo otras más anteriores, ya que se vislumbran decoraciones con las barras o Señal Real de Aragón. A este periodo anterior a los Reyes Católicos pertenecen las pinturas medievales que se conservan en la parte superior del muro de comunicación con la torre del Trovador.
Pinturas murales en la sala Norte del Palacio de Pedro IV.
Restos de las pinturas medievales que se conservan en la parte inferior del alfarje. Parece que se trataba de un friso que corría todo el perímetro de la sala, con motivos decorativos renacentistas (grutescos, roleos, escudo de los Reyes Católicos). Solo se conserva algún resto al fondo de la sala, en la pared que comunica con la Torre del Trovador.
Sala interior.
La sala interior que se comunica con la que hemos llamado Exterior o Tinell, se encuentra en la parte superior del Salón del Trono y de la alcoba oriental del palacio islámico. Es una estancia menor que la anterior, y en ella se celebran exposiciones temporales. En ella se instalaron las cocinas cuando sirvió la Aljafería de cuartel. Es digno de resaltar el un magnífico alfarje, decorado con escudos de España entre el yugo y las flechas, candelieri, motivos vegetales y florales, grutescos, animales fantásticos...
Plano Palacio de los Reyes Católicos.
Una vez vista la zona de Pedro IV, volvemos sobre nuestros pasos al zaguán en donde arranca la Escalera Imperial, que permite el acceso al conocido como Palacio de los Reyes Católicos (también se puede acceder por el palacio de Pedro IV, a través de la sala de Deliberaciones).
Entre 1488 y 1495 se llevaron a cabo una serie de reformas en La Aljafería, dentro de un gótico final y un renacimiento primigenio, al que se denominó "Estilo de los Reyes Católicos". Las obras en el palacio, llevado a cabo por los maestros de obras moriscos Faraig y Mahoma de Gali, se limitaron a modificar las estancias del antiguo palacio mudéjar. Uniendo tres pequeñas salas y creando el gran Salón del Trono, que luego veremos; también se ha pensado que las tres estancias pequeñas (Pasos Perdidos) que actualmente podemos visitar en esta zona, fueron el resultado de dividir un gran salón existente. Esta parte renacentista se completa con la Sala de Deliberaciones y la sala de Santa Isabel.
Escudo en el zaguán de la escalera del palacio de los Reyes Católicos.
En el mencionado zaguán, en la parte superior del muro de la izquierda, enfrente del acceso al palacio medieval cristiano, podemos admirar un magnífico escudo sostenido por dos grifos. El escudo está timbrado de coronal real y en él podemos ver las armas de don Fernando con posterioridad a 1512, ya que se han incorporado las armas de Navarra, de Nápoles, la cruz de Jerusalén y el fajado de Hungría. Probablemente presidió el acceso principal al Palacio Real.
Detalle de las pinturas de las bovedillas del zaguán de entrada a la zona de los Reyes Católicos.
En el techo de este "zaguán", podemos ver el primer ejemplo de techo a base de bovedillas de revoltón, decoradas al temple con motivos renacentistas alusivos a los Reyes Católicos (nudo gordiano alusivo a don Fernando; y las flechas formando haz, a doña Isabel).
Escalera Imperial.
Está situada detrás de la arquería occidental del Patio de Santa Isabel. Se trata de una escalera de dos tramos, en cuyo lado occidental se abren una serie de ventanas que iluminan la escalera desde el Patio de Santa Isabel; y por su lado oriental por otros vanos de medio punto decorados.
La cubierta formada por bovedillas de revoltón transversales dispuestas entre las jácenas, pintadas al temple.
Ventanales que se abren en la Escalera Imperial.
En el lado izquierdo de la escalera se abren magníficos ventanales de medio punto angrelados, revestidos por una decoración en yeso a base de motivos vegetales, de "raigambre goticista", con pequeños capiteles corridos de cardina; y pináculos rematados con "crochet", en el remate de los arcos.
Detalle de las ventanas de la escalera, lado derecho.
Abiertas en arcos de medio punto (que preludian el nuevo estilo renacentista), decorados con una serie de labores de influencia del gótico final: tracerías caladas con motivos vegetales, pináculos rematados con crochet sobre las claves, capiteles corridos con decoración a base de cardinas.
Parte superior de la Escalera Imperial.
Las obras llevadas a cabo en el palacio para adecuar esta zona superior, entre 1488 y 1495, modificaron en gran medida toda la zona norte del patio de Santa Isabel y la parte occidental del patio de san Martín. Volviendo en cierto modo al diseño islámico, tomando el patio de santa Isabel gran protagonismo.
Gran importancia alcanzó en este periodo el cubrimiento de las diferentes salas y espacios, utilizándose "cuatro tipos de techumbres diferentes: las bovedillas de revoltón pintadas al temple en la escalera, zaguán y galería; los casetones decorados entre vigas en la sala de las Deliberaciones y de Santa Isabel; el gran artesonado de la sala del trono; y los taujeles de las salas de los Pasos Perdidos.
Techumbre de la Escalera Imperial.
Lo más característico de la zona del palacio de los Reyes Católicos en La Aljafería son sus espléndidas techumbres. Comenzando por la que cubre la Escalera Imperial. Se trata de una techumbre pintada al temple realizada con bovedillas de revoltón transversales, dispuestas entre las vigas del techo y decoradas con motivos representativos de los Reyes Católicos (yugos y flechas sobre recuadros de fondo azul, y decoración en grisalla con grutescos y candelieri).
Detalle de la techumbre de la escalera imperial.
Estas bovedillas están pintadas al temple y decoradas, sobre fondo azul. En ellas se representa el nudo gordiano (nudo difícil de desatar) cortado, atado al yugo y al haz de flechas (insignia de la reina Isabel), acompañado por el dicho "tanto monta", que iniciaba la frase de "tanto monta cortar como desatar", es decir da igual como se haga, lo importante es conseguirlo.
Galería interior que da acceso a las salas del Palacio de los Reyes Católicos.
En la parte superior de la Escalera Imperial, a la derecha nos encontramos con la galería en donde se ubica el Salón del Trono y las demás dependencias que forman parte de esta zona. Para construir todo el recinto de los Reyes Católicos fue necesario seccionar las zonas superiores de los salones taifales del siglo XI.
Para sostener esta galería se levantaron las pilastras del patio, motivo por el cual el aspecto de la zona norte del palacio cambió radicalmente.
En el centro del muro vemos la puerta de entrada al Salón del Trono, flanqueada por dos ventanas de triple arco lobulado, resultado de la rehabilitación llevada a cabo por Francisco Íñiguez; y más al fondo el vano que ilumina la sala conocida como de Pedro IV y la portada que se conserva de la antigua estancia.
La galería se cubre con bovedillas de revoltón transversales, decoradas con motivos alusivos a los Reyes Católicos, pero en este caso muy desdibujadas.
Patio de Santa Isabel. Corredor exterior de los Reyes Católicos.
Al exterior, la galería se abre al patio de Santa Isabel, con ocho vanos adintelados separados por columnas torsas (muro del fondo de la fotografía).
Todo el patio de Santa Isabel estaba rodeado por un corredor superior, del que solo se llegó a restaurar el correspondiente al muro del Salón del Trono, en la zona del Palacio de los Reyes Católicos, en el lado norte.
Detalle de la galería con las columnas torsas del corredor de los Reyes Católicos.
Detalle de la Portada que da acceso al Salón del Trono.
Es el elemento más interesante de este corredor. Se abre en arco rebajado trilobulado, decorado con guirnaldas de influencia gótica, sobre el que destaca un elaborado tímpano lobulado en el que podemos ver dos grandes leones tenentes que sostienen el escudo de los Reyes Católicos (Aragón, Castilla, León, Sicilia y Granada, reino recién conquistado), todo ello decorado con tracería vegetal calada.
Galería de los Reyes Católicos.
Al fondo de esta galería, a través de la puerta que se vislumbra, se accede a las Salas conocidas con el nombre de los Pasos Perdidos. Son tres salas, de las que solo se pueden visitar dos, ya que la tercera (alcoba de santa Isabel) fue cerrada cuando se realizó la restauración de la cúpula de la mezquita, trasladando su magnífica cubierta a la dependencia contigua al salón del trono (sala de Pedro IV).
Las salas de los Pasos Perdidos se denominan así porque eran las antesalas de espera para todo aquél que iba a ser recibido por los reyes en el salón del trono, contiguo a ellas.
Las tres tienen planta cuadrada, estaban comunicadas entre sí, ahora solo dos, en sus muros se abren vanos que abren al patio de san Martín (que ya hemos visto al hablar del patio de san Martín), y se cubren con magníficos taujeles.
Sala 1. Pasos Perdidos.
A través de la puerta que se abre en la Galería de los Reyes Católicos accedemos a esta pequeña sala, de planta cuadrada, con magníficas solerías y un interesante taujel. A través de una puerta se comunica con la sala 2 de los Pasos Perdidos, que a su vez permite el acceso al Salón del Trono.
Techumbre de la Sala 1 de los Pasos Perdidos.
Un taujel es un alfarje que oculta sus vigas con madera labrada. Los tres taujeles que adornan estas salas que anteceden al gran salón del trono, fueron realizados por maestros carpinteros mudéjares aragoneses.
El que estamos contemplando, no tiene mucho relieve, con tiras decoradas con hojas de cardo, dibujando polígonos estrellados de ocho puntas, enmarcados por fajas cruciformes. En el centro el gran escudo de los Reyes Católicos, anterior a 1492, flanqueado por yugos, nudos gordianos y el lema de Tanto Monta, distintivo de estos reyes; y florones de hojarasca rematados por piñas pinjantes. Todo el conjunto está rodeado por una moldura gótica, con decoración de dragones, racimos, vegetales, y una inscripción muy similar a la del Salón del Trono, como luego veremos, aunque más simplificada, ya que la superficie de esta sala es menor.
La divisa personal del rey Fernando el Católico, consistía en la representación del nudo gordiano (nudo difícil de desatar) atado al yugo, cortado, acompañado del mote «tanto monta», que iniciaba la frase «tanto monta cortar como desatar», señalando que los medios utilizados para resolver un problema no son importantes frente a la solución de este. Probablemente esta divisa le fue sugerida a Fernando II de Aragón por el gran humanista Antonio de Nebrija.
Ese lema remite a la anécdota de Alejandro Magno: la leyenda cuenta, según el historiador Quinto Curcio, que cuando el emperador Alejandro Magno llegó a un templo de Gordio (antigua capital del antiguo reino de Frigia), halló un yugo atado por un nudo muy intrincado del que se decía que quien lo desatase sería señor de Asia. Alejandro, sin pensárselo dos veces, sacó la espada y cortó el nudo, diciendo: "da lo mismo (tanto monta) cortar como desatar".
Escudo de los Reyes Católicos. Taujel sala 1 Pasos Perdidos.
Este escudo de los Reyes Católico es una de las representaciones más antiguas de sus emblemas. Doña Isabel fue proclamada reina de Castilla en Segovia el 12 de diciembre de 1474; don Fernando, en enero de 1475. El matrimonio real pronto se ocupó de elaborar su escudo de armas. El 15 de de enero de ese año, en la llamada Concordia de Segovia, acordaron las armas que debían de llevar ambos juntos, no separados, con idénticos derechos. El escudo debía llevar las armas de Castilla y de León, primero, tras ellas, las de Sicilia y Aragón.
En el centro del taujel vemos las armas de Fernando II de Aragón y V de Castilla timbrado con yelmo, corona real abierta y cimera de dragón (tiene su origen en el emblema personal de Pedro IV el Ceremonioso): Armas de Castilla: en campo de gules (rojo), un castillo de oro (amarillo) con tres torres de homenaje. Las armas de León, en campo de plata, con un león púrpura (apenas se ve). Armas de Aragón: en campo de oro (amarillo) y cuatro palos de gules (rojo). Armas de las Dos Sicilias: cuatro palos de gules (rojo), y un águila de sable (negro), que no se percibe; el escudo está timbrado con el yelmo y el dragón, emblema del reino de Aragón. No aparece la granada, ya que el escudo es anterior a la conquista de la ciudad en 1492, por este motivo el escudo se puede datar entre 1474-1491.
Sala 2 de los Pasos Perdidos.
Esta sala, como la anterior, tiene grandes ventanales que abren al patio de san Martín (ya hemos visto las ventanas cuando hemos hablado del patio de san Martín). Es una sala cuadrada de gran sencillez, pero con dos joyas, la solería y la techumbre.
Al fondo a la derecha vemos la portada tabicada de la antigua sala o alcoba de santa Isabel (no es la misma que la que hoy en día se abre en el salón del trono), que se cerró en la reforma de Íñiguez, al restaurar la cúpula del oratorio musulmán.
Taujel de la sala 2 de los Pasos Perdidos.
La techumbre de esta sala es más sencilla que las restantes, con un entramado romboidal y florones en los fondos rematados por piñas pinjantes, que se rodean con una decoración a base de motivos vegetales. En los ángulos podemos cuatro sencillos escudos, uno de ellos es el original los restantes son copias, de los Reyes Católicos (Castilla-León y Aragón-Sicilia).
Puerta de acceso desde el Salón del Trono a la sala 2 de los Pasos Perdidos.
Las puertas de entrada de las diversas salas que se abren al salón del trono solo están decoradas en la parte que dan al mencionado salón. En ellas vemos una rica decoración en yeso, se abren tres arcos con motivos vegetales y lacerías mudéjares. Los capiteles son corridos y muy finos en la talla.
Salón del Trono visto desde la segunda sala de los Pasos Perdidos.
Estamos ante una gran sala (de unos veinte metros de longitud por casi ocho de ancho) de planta rectangular, que parece ser es el resultado de unir tres estancias ya existentes del palacio mudéjar, orientadas hacia el sur. La construcción de la zona de los Reyes Católicos motivó un gran cambio en el palacio medieval.
Sus muros, exceptuando por las portadas y vanos que en el se abren en él, no tiene decoración alguna. Hay que entender que en sus muros se colgaban tapices y ricos cortinajes que daban un aire de lujo en las solemnidades que en él se celebraban.
Salón del Trono.
Visto desde la cabecera, al fondo, a la derecha la puerta que comunica con la segunda sala de los Pasos Perdidos.
Salón del Trono.
Muro de la galería de los Reyes Católicos.
Salón del Trono.
Muro norte del salón, en donde se abren dos arcos que dan acceso a dos estancias, la de la izquierda, es la llamada sala de Deliberaciones; y la de la derecha, la conocida como sala de Santa Isabel (no confundir con la alcoba de santa Isabel que fue cerrada en la reforma de Íñiguez). Entre ellas se abre una bella ventana, muy similar a la que encontramos en la sala de Pedro IV. Formada por cuatro columnas con finos capiteles góticos decorados con motivos vegetales, que dividen el hueco en tres vanos. Sobre las esbeltas columnas apoyan arcos apuntados entrecruzados, decorados con motivos trilobulados, y sobre ellos decoración de ataurique de tradición taifal.
Flanqueando esta ventana se abren las dos portadas que comunican con las estancias que se abren en la sala del trono, y otra más que da paso a la segunda sala de los Pasos Perdidos, al fondo del salón. Las tres son distintas en su decoración. En ellas vemos una delicada decoración a base de hojarasca, cardos, lacerías, en un estilo gótico-mudéjar.
Salón del Trono. Artesonado.
El elemento más destacado es la techumbre de madera tallada, dorada y policromada, compuesta de vigas y traviesas decoradas con lacerías y estrellas de ocho puntas. Casetones cuadrados, en número de treinta, con el yugo y las flechas, emblemas de los Reyes Católicos, motivos vegetales (piñas colgantes, símbolo de fertilidad e inmortalidad). Este artesonado es uno de los conjuntos más excepcionales de la carpintería mudéjar aragonesa.
El contrato de realización de este artesonado se verificó el 23 de abril del año 1493, entre el maestro mayor de las obras de la Aljafería Faraig Gali, junto con Mahoma Palacio y Brahem Mofferriz, con Juan Ruiz, por un importe de ocho mil sueldos jaqueses pagaderos en tres plazos.
Salón del Trono.
Bajo el propio artesonado, una galería de arcos conopiales, en la que se supone que se instalaban los invitados, desde donde podían observar las reuniones o audiencias reales.
En la parte inferior de la galería corre un friso con una inscripción en latín glorificando a los Reyes Católicos: "Ferdinandus, Hispaniarum, Siciliae, Corsicae, Balearumque rex, principum optimus, prudens, strenuus, pius, constans, iustus, Felix, et Helisabeth regina, religione et animi magnitudine supra mulierem, insigni coniuges, auxiliante Christo, victoriosissimi, post liberatam a mauris Bethycam, pulso veteri feroque hoste, hoc opus construendum curarunt, anno salutis MCCCCLXXXXII": " Fernando, rey de las Españas, Sicilia, Córcega y Baleares, el mejor de los príncipes, prudente, valeroso, piadoso, constante, justo, feliz, e Isabel, reina, sobre toda mujer por la piedad y grandeza de su espíritu, insignes esposos victoriosísimos con la ayuda de Cristo, después de liberar Andalucía de los moros, expulsado el antiguo y fiero enemigo, cuidaron de hacer construir esta obra, en el año de la Salvación de 1492".
Solerías del Salón del Trono.
Importantes son también las solerías de estas dependencias, elaboradas con cerámicas de los alfares de la localidad zaragozana de Muel, a finales del siglo XV (1492-95). De los fragmentos conservados se pudo restaurar la totalidad de ellas.
En origen eran azulejos cuadrados y alfardones hexagonales de cerámica vidriada de colores, formando preciosas cenefas. (Recomiendo la lectura del magnífico trabajo fotográfico y explicativo de José Antonio Tolosa: https://www.aragonmudejar.com/zaragoza/aljaferia/aljaferia69.htm)
Vídeo del Salón del Trono.
Entrada a la Sala de Santa Isabel desde el Salón del Trono.
Ya hemos comentado la exquisita decoración de estas puertas que se abren hacia el salón del trono. Con profusa decoración vegetal.
Sala de Santa Isabel.
Estamos en una sala pequeña, en la que se abre un vano al patio musulmán.
Techo pintado de la sala de Santa Isabel.
Constituye uno de los techos pintados más espectaculares. Entre las traviesas y vigas de madera, se forman cuarenta casetones colocados en ocho filas de cinco, en las que se representan las enseñas de Fernando e Isabel, pintadas en un fondo verde azulado, con rojos intensos y contornos blancos y negros.
Alrededor podemos ver la típica inscripción que hemos podido ver en todas las techumbres repitiendo, más resumida, la de la Sala del Trono.
Puerta de la sala de las Deliberaciones.
La puerta de entrada es la más sencilla de las que encontramos en la Sala del Trono, que da acceso a la estancia de las Deliberaciones o despacho del rey.
Sala de Deliberaciones.
Se trata de una habitación de paso, de planta cuadrada en la que se abre un vano que asoma al salón musulmán, situado en la parte inferior; y a la derecha se vislumbra la escalera que da acceso al piso superior (entreplanta), en la que se sitúa la sala de Pedro IV.
Techumbre de la sala de Deliberaciones.
La techumbre es del siglo XV, con motivos relativos a los Reyes Católicos. Se trata de una cubierta de casetones decorados entre vigas, al estilo de la que hemos visto en la sala de Santa Isabel.
Escalera que conduce desde la sala de Deliberaciones a la sala de Pedro IV, y al palacio mudéjar.
Al fondo de la fotografía podemos ver la diferencia de nivel entre esta parte del palacio y la sala de Pedro IV.
Sala de Pedro IV.
También conocida como "Sala del tercer taujel", ya que en ella se ha colocado el taujel que cubría la Sala de los Pasos Perdidos III o alcoba de Santa Isabel, cerrada, como ya hemos comentado en varias ocasiones, durante la reconstrucción llevada a cabo por Íñiguez de la cúpula del Oratorio islámico, sobre la que se encuentra.
La sala hoy en día tiene menor tamaño porque al colocar el taujel fue necesario acondicionar la sala. En el muro que cae a la Galería de los Reyes Católicos se abren dos vanos. El mayor está formado por cuatro columnas con capiteles decorados con motivos vegetales, sobre los que apoyan arcos entrecruzados, decorados, a su vez, con motivos trilobulados, y como coronamiento un trabajo de ataurique de tradición taifal. El otro, es una antigua puerta de entrada a la estancia.
Taujel de la sala de Pedro IV.
Esta sala perteneciente al palacio mudéjar de Pedro IV, entra dentro del palacio de los Reyes Católicos porque se ha instalado en ella la techumbre en taujel, procedente de la sala de santa Isabel (hoy cerrada), y de la que hemos hablado anteriormente. En ella vemos la misma decoración vista en los restantes taujeles ya vistos.
En la parte inferior del taujel vemos una inscripción similar, aunque más breve, a la que ya hemos comentado cuando hemos descrito el artesonado del Salón del Trono.
Hasta aquí esta segunda parte del maravilloso palacio de La Aljafería. Os animo a que vayáis a conocer este espléndido edificio, lleno de historia y desgraciadamente no muy conocido fuera de nuestra ciudad. Como ya he comentado al principio, es uno de los edificios más importantes del arte hispano-musulmán, que influirá posteriormente en los Reales Alcázares de Sevilla y en los palacios nazaríes de la Alhambra de Granada.
Espero que os haya gustado. Hasta el próximo vuelo.
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-Os pongo el enlace de la Diputación por si queréis saber horarios, etc.:
http://www.cortesaragon.es/La-Aljaferia.47.0.html?&no_cache=1
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