"El Pilar no se rinde". Federico Jiménez Nicanor. Museo Provincial de Zaragoza.
Los dos Sitios que Zaragoza sufrió durante la Guerra de la Independencia fueron memorables. La ciudad, con un ejército formado por soldados y gente perteneciente a todas las clases sociales, se enfrentó a un ejército francés en toda la regla. Estos Sitios elevaron a la gloria a gran número de personajes que fueron fuente de inspiración para escritores y artistas.
Los cuadros sobre el tema de los Sitios son muy numerosos a lo largo del siglo XIX, sobre todo tras publicarse la primera serie de los Episodios Nacionales de Galdós (redactados entre 1872-1912 y publicados a partir de 1873), uno de los cuales trata sobre el Segundo Sitio de Zaragoza. Este hecho trae consigo una auténtica eclosión de obras sobre este heroico acontecimiento. En la Exposición Nacional de 1887, dos años más tarde de la primera edición ilustrada de los Episodios Nacionales de Galdós, se expusieron cinco obras con el tema de los Sitios. Una de ellas es la que hoy os presento.
Actualmente esta obra se conserva en el Museo de Zaragoza. Es un óleo sobre lienzo realizado por el pintor e ilustrador madrileño Federico Jiménez Nicanor, con el que obtuvo la medalla de segunda clase en la Exposición Aragonesa de 1885-1886. La obra fue adquirida en 1887 por el Estado, siendo depositada en un primer momento (1888), en la Academia de Bellas Artes de san Luis de Madrid, y posteriormente fue llevada al Museo del Prado, trasladándose al Museo zaragozano, a través de la Diputación Provincial, poco después. En el año 1976, el óleo fue restaurado por el pintor Pedro Giralt; posteriormente lo ha sido por Pilar Carrión y Elena Navas (Pintura), siendo la dirección Técnica de Lucía Martínez (Pintura), del Museo de Zaragoza.
Jiménez Nicanor, aunque realmente era especialista en bodegones y cuadros de flores, pintó esta obra para presentarse al certamen mencionado. Se trata de una obra histórica, en la que relata la heroica defensa del pueblo zaragozano ante el ataque de las tropas francesas. Para algunos plasma la defensa del conocido como "Reducto del Pilar", que se llevaría a cabo en el Segundo Sitio; y para otros (según dicen fue el propio autor quien lo comentó durante su estancia en Zaragoza en la Exposición Aragonesa de 1885-1886), el pintor plasmó la defensa del pueblo zaragozano, en el Primer Sitio de la ciudad, entre la iglesia del Pilar y la iglesia de san Juan de los Panetes.
Los hechos sucedidos en Madrid el 2 de mayo de 1808, motivados por el descontento popular por la presencia de las tropas francesas en España, fueron el detonante de una serie protestas populares en todo el país, acrecentadas por la fuerte represión del general Murat y la posterior abdicación del rey de España Carlos IV y de su heredero Fernando (futuro Fernando VII), en las conocidas como "Abdicaciones de Bayona", en favor del propio Napoleón, quien posteriormente entregó el reino a su hermano José Bonaparte. Todo ello encendió la mecha de una revolución nacional. En Aragón, fue el brigadier José de Palafox y Melci, hijo de los marqueses de Lazán, una de las grandes familias nobles aragonesas, quien la encabezó.
El 9 de junio de 1808 en la ciudad se reunieron las Cortes Aragonesas, que llevaban más de un siglo sin convocarse debido a la eliminación del Reino por los Decretos de Nueva Planta, que impuso el rey Felipe V de Borbón. Esta reunión tenía un motivo importante: proclamar a Palafox, Capitán General de Aragón y comenzar la lucha contra los ejércitos franceses de Napoleón.
En la obra podemos ver, al fondo a la izquierda, el cauce de un río, que bien pudiera tratarse del río Ebro, en el caso de que el pintor hubiera plasmado la zona de la iglesia del Pilar y san Juan de los Panetes; o del río Huerva, en el caso que haya querido representar la destrucción del "Reducto del Pilar", que bien pudiera tratarse de este último.
Vamos a centrarnos que estamos ante el Reducto llamado del Pilar. Durante el primer Sitio (15 de junio a 14 agosto de 1808), el pueblo luchó al lado del ejército logrando que los franceses se retiraran con bastantes bajas. El segundo Sitio comenzó el 21 de diciembre de 1808, terminando el 20 de febrero de 1809. Los franceses sabían que la toma de Zaragoza era esencial, por su ubicación y porque la ciudad se había convertido en un símbolo de la resistencia española, por ese motivo el ejército francés volvió con numerosas tropas a tomar la ciudad al mando del mariscal Lannes. Por su parte la ciudad se había preparado, el coronel de ingenieros Antonio Sangenis había proyectado nuevas defensas, y muchos soldados regulares y miles de voluntarios, hombres y mujeres, estaban preparados para luchar contra los franceses. Tras casi un mes de heroica defensa de la ciudad, el 15 de enero caía el "Reducto del Pilar", último de los fortines situados a extramuros de Zaragoza.
Este "fuerte", defensa de esa zona de la ciudad, se construyó en la entrada del puente de tablas, en la orilla derecha del Huerva, en lo que era conocido como "Camino de Torrero", y se le llamó "Reducto del Pilar". En el mismo lugar, hoy Glorieta de Ricardo Sasera, se erigió cien años después, el 29 de enero de 1909 un obelisco conmemorativo, que fue sustituido posteriormente por la escultura de bronce que actualmente podemos contemplar enfrente del Corte Inglés de Sagasta. Obra realizada por Federico Amutio, en cuyo pedestal se lee: "POR LA VIRGEN DEL PILAR VENCER O MORIR"
El "Reducto del Pilar" era un fuerte de planta rectangular, protegido por un foso de unos tres metros de profundidad, defendido por ocho cañones y 400 hombres, al mando del coronel Domingo Larripa. Encima de la puerta de entrada se podía leer: "REDUCTO DE LA VIRGEN DEL PILAR INCONQUISTABLE DEBIDO A TAN SAGRADO NOMBRE, ¡ZARAGOZANOS MORIR POR LA VIRGEN DEL PILAR O VENCER!"
El día 9 de enero comenzó la batalla, los franceses bombardearon toda la ciudad. Tras horas de encarnecida lucha, el 12 de enero, cayó el convento de san José, defendido por Mariano Renovales, y en el que se apoyaba la defensa del "Reducto del Pilar"; sucumbiendo tres días más tarde, este último, atacado por el ejército francés al mando del general André Bruno Lacoste, jefe del Servicio de Ingenieros del ejército sitiador, quedando reducido a escombros. Los muertos quedaron desperdigados por toda la superficie del fuerte. En un solo día perecieron 30 defensores y hubo más de 80 heridos. Los franceses eran más y estaban mejor pertrechados. Los defensores solo podían luchar cuerpo a cuerpo con sus fusiles. Entre los aragoneses que combatieron en este Reducto estaban, el notario y humanista Fernando García Marín, la heroína Manuela Sancho, soldados de resguardo, y voluntarios zaragozanos que lucharon con gran ahínco.
El suministro de provisiones lo llevaba a cabo una Junta de administración militar, pero muchas mujeres se acercaban con sus cestas para llevarles comida y ayudar a los heridos, como podemos ver en el cuadro de Jiménez Nicanor, en el que una joven contempla la batalla horrorizada, mientras lleva en su mano izquierda una cesta con provisiones.
La composición del óleo está realizada a base de líneas paralelas y diagonales, los fusiles, los brazos, los cuerpos en escorzo, utilizando el pintor una gama fría en el color, con toques de colores más vivos (rojos) que realzan la composición.
Detalle de uno de los defensores; quien alza su fusil hacia lo alto, dando ánimos a sus compañeros.
Dos paisanos atendiendo a un soldado herido.
La obra destaca por su realismo y crudeza, presentándonos a soldados y paisanos luchando juntos. El pintor la realizó aproximadamente en el año 1855.
Como publicó un escritor contemporáneo comentando el hecho: "la heroica resistencia de la ciudad aragonesa está representada en uno de aquellos combates que los franceses hubieron de ir librando casa por casa. Entre las figuras que allí pelean, o a juzgar por sus actitudes, acaban de luchar, hay tipos de las diversas clases sociales: frailes, soldados, caballeros, pobres, hijos del pueblo, damas y mozas de humilde condición, todos confundidos en el santo amor de su tierra y animados de tenaz coraje. Unos disparan los fusiles, otros socorren a los heridos. fue una guerra entre el pueblo y los franceses, no entre dos ejércitos".
Los frailes también ayudaban en la lucha, fueron bastiones importantes en la batalla, como relataba Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales, sobre Zaragoza: "el padre fray Mateo del Busto, lector y calificador de la orden de mínimos, capellán del segundo tercio de voluntarios de Zaragoza, insigne varón a quien, a pesar de su ancianidad, se vio durante el primer sitio en todos los puestos de peligro, socorriendo heridos, auxiliando moribundos, llevando municiones a los sanos y animando a todos con el acento de su dulce palabra".
Detalle del monje que está atendiendo al moribundo.
A pesar de la lucha y de la bandera negra enarbolada por los defensores con el lema "El Pilar no se rinde", viendo que el reducto no podía ya resistir el ataque de los franceses, los defensores prepararon una mina para hacer estallar el fuerte y el puente sobre el Huerva y frenar la entrada de los sitiadores a la ciudad.
Finalmente, el 20 de febrero de 1809, al mediodía, el mariscal Lannes, duque de Montebello, general de las tropas napoleónicas; y Pedro María Ric, presidente de la Junta de Defensa, firmaron en el molino de Casablanca, la capitulación de Zaragoza, realizándose la entrega de la ciudad al día siguiente.
Al comenzar el año 1808, Zaragoza tenía alrededor de 55.000 habitantes; al finalizar el Segundo Sitio, el 21 de febrero de 1809, el mariscal Lannes envió una carta al Estado Mayor de Napoleón con un informe estadístico en el que calculaba los supervivientes entre doce y quince mil habitantes. Estas cifras, por si solas, nos dan una idea de la heroicidad y sacrificios de todo el "pueblo zaragozano que con sus vidas y bienes dio al mundo el gran ejemplo de cómo se lucha por la independencia", con la consecuencia de la casi destrucción de la ciudad y su población totalmente diezmada.
En palabras del propio mariscal Jean Lannes: "Jamás he visto encarnizamiento igual al que muestran nuestros enemigos en la defensa de esta plaza. Las mujeres se dejan matar delante de la brecha. Es preciso organizar un asalto por cada casa. El sitio de Zaragoza no se parece en nada a nuestras anteriores guerras. Es una guerra que horroriza. La ciudad arde en estos momentos por cuatro puntos distintos, y llueven sobre ella las bombas a centenares, pero nada basta para intimidar a sus defensores ... ¡Qué guerra! ¡Qué hombres! Un asedio en cada calle, una mina bajo cada casa. ¡Verse obligado a matar a tantos valientes, o mejor a tantos furiosos! Esto es terrible. La victoria da pena".
Hasta aquí un episodio heroico de la historia de nuestra querida ciudad. Espero qué os haya gustado.
Hasta el próximo vuelo.
BIBLIOGRAFÍA:
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-CADENA, Ramón: Los Sitios de Zaragoza: https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/36/18/_ebook.pdf
-LORENTE LORENTE, Jesús Pedro: El arte de soñar el pasado. Pinturas de Historia en las colecciones zaragozanas: http://www.zaragoza.es/contenidos/cultura/publicaciones/CUADERNOS_ZARAGOZA/519.pdf
-RAMOS SANTANA, Alberto; y ROMERO FERRER, Alberto: 1808-1812, los emblemas de la libertad, 2009: https://books.google.es/books?id=iXG_5M6fgeIC&pg=PA445&lpg=PA445&dq=defensa+de+zaragoza+de+jimenez+nicanor&source=bl&ots=az3Sb3M5Ua&sig=ACfU3U35-aTsp4RDW1YvOqIIqM7FQoreaw&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwix1cKu5PD0AhXj8uAKHabADA04MhDoAXoECBgQAw#v=onepage&q=defensa%20de%20zaragoza%20de%20jimenez%20nicanor&f=false
https://www.lugaresconhistoria.com/sitios-zaragoza
https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/21/47/09garcia.pdf
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