top of page

Casa del escultor Carlos Palao, en el paseo de Sagasta 76. El último edificio modernista en Zaragoza

"Las múltiples referencias del paseo de Sagasta permiten la expresión de edificios diferentes, unificados por su participación en el espacio exterior. Casi todos ellos poseen un mismo aire de familia pese haber sido construidos en circunstancias y épocas distintas… Este edificio de Navarro –que siempre practicó un inteligente eclecticismo- posea un inconfundible aire modernista, se debe, sobre todo, a ese ambiente al que antes aludíamos”…

(José Laborda Yneva).

A finales del siglo XIX Zaragoza empezó a cambiar su fisonomía. La ciudad comenzó a extenderse hacia el sur. El paseo de Sagasta jalonado hasta entonces de pequeños chalets (en su lado derecho) se llenó de nuevas viviendas de alquiler, sobre todo en su lado izquierdo. Todo este desarrollo trajo consigo la necesidad de ordenar el sector, abriendo calles transversales a la avenida central; calles como la de Bolonia (antigua del Arte), La Paz, Cervantes, La Gasca, etc.; es decir, se planificó toda la zona comprendida desde el Paseo de las Damas al Camino del Sábado (más o menos lo que hoy en día es Gascón y Gotor). La instalación del tranvía en 1885 determinará la estructura de esta avenida, ya que el mismo circulaba por el centro de ella.


También tenemos que resaltar el advenimiento en aquella época en Zaragoza de una clase burguesa que anhelaba tener una ciudad al estilo de las grandes urbes europeas, lo que hizo posible la celebración de la gran Exposición Hispano francesa de 1908-1909 que transformó totalmente el centro de la ciudad.


En su origen el paseo Sagasta era el antiguo camino que ponía en contacto la Puerta de Santa Engracia con el barrio de Torrero y el Canal Imperial de Aragón, cruzando el entonces no cubierto río Huerva. Hasta el siglo XIX a lo largo de este camino ya hemos comentado que solo existían torres de recreo o pequeñas industrias.


Fotografía del Archivo Histórico Provincial de Zaragoza. En la que vemos un Paseo de Sagasta totalmente desconocido, en aquella época los tranvías circulaban por el centro del boulevard.

El primer proyecto para convertir la zona en un lugar de residencia de las clases burguesas se realizó en 1900, trazándose un boulevard central, a cuyos lados se levantaron una serie de s viviendas colectivas y casas unifamiliares con jardín y verjas. El proyecto de alineación de fachadas fue encargado al arquitecto municipal Ricardo Magdalena, dicho proyecto incluía los terrenos entre el río Huerva, el Camino del Sábado, el de las Torres y el Paseo de las Damas. El proyecto tuvo una gran polémica debido a las quejas vecinales, pues muchos resultaban perjudicados por dicha alineación. El arquitecto Magdalena calificó a los propietarios de egoístas al no querer ceder terreno de sus propiedades para realizar la avenida, entre los vecinos que litigaron con el ayuntamiento estaba el escultor Carlos Palao, que al no llegar a un acuerdo sobre la alineación de la fachada de su nueva vivienda tardo seis años en conseguir la licencia necesaria para erigirla.


En la fotografía de L. Roisin, vemos que el tranvía ya circulaba por los laterales del paseo no como anteriormente que lo hacía por el medio del boulevard. Los tranvías de tracción animal fueron sustituidos por los eléctricos en 1887 y 1902, por ese motivo se cambió la circulación del tranvía, dejando la parte del centro del paseo como auténtico boulevard; a la izquierda podemos vislumbrar la casa del señor Portabella, y adosada a ella la de Carlos Palao ya construida. A la derecha los almacenes de la primitiva fábrica de Tudor. Al fondo a la derecha la desgraciadamente derruida en el año 1967 “Casa Faci”, obra de Regino Borobio.


En Sagasta nº 76 encontramos esta bella vivienda, el último edificio modernista que se levantó en este paseo. Hoy en día lo vemos rodeado de edificios mucho más altos que él (nº 78 y 74) y pasa casi desapercibido para muchos zaragozanos. Os señalo con una flecha roja el edificio en cuestión.

Carlos Palao y Ortubia fue profesor en la Escuela de Artes de Zaragoza, director desde 1916 del Museo Provincial de la ciudad y escultor afamado, entre sus obras se encuentra la restauración de la portada de Santa Engracia o la escultura de Pignatelli en el actual parque dedicado al prócer zaragozano.


Palao (que por aquel entonces vivía en la calle Ponzano nº8) encargó en 1905 al arquitecto Félix Navarro Pérez, con el cual había trabajado en algunas obras, el proyecto de construcción de una nueva vivienda en el solar que poseía en el número 28 del Paseo Sagasta. El 4 de octubre de 1905 el escultor presentó una solicitud de obra en el ayuntamiento para realizar esta casa, aportando planos realizados por el mencionado arquitecto. Pero no será hasta el año 1912 cuando se realice la obra, ya que durante seis años Palao mantuvo un litigio con el ayuntamiento, ya que los proyectos presentados por Félix Navarro fueron rechazados por no respetar la línea de fachada vigente en aquella época en el Paseo Sagasta.


Fotografía del proyecto de Félix Navarro, tomada de la solicitud de licencia de obras de 1905, consultada en el Archivo Municipal situado en el palacio de Montemuzo. Zaragoza.


Este terreno estaba situado entre las propiedades de los señores Portabella y Aladrén, al lado mismo del llamado Camino del Sábado (más o menos lo que hoy ocupa el edificio nº 72 de Sagasta y calle Gascón de Gotor). En ese mismo año pidió licencia al ayuntamiento para levantar dicha vivienda en “el terreno intermedio entre el camino del Sábado y las casas de Portabella. Haciendo esquina y doble rincón con el referido camino”, licencia que no se le concedió.


Fotografía tomada de la solicitud de licencia de obras de 1905, consultada en el Archivo Municipal situado en el palacio de Montemuzo de Zaragoza.

El 22 de julio de 1911 fallecía el arquitecto Félix Navarro sin haber iniciado la obra. La cual la retomó el 26 de febrero de 1912 su hijo el también arquitecto Miguel Ángel Navarro. Éste realizó un nuevo proyecto que Palao presentó en el ayuntamiento para pedir nuevamente licencia para realizar su casa. El 28 de marzo de 1912 se le concede el permiso para construir “una casa a la línea aprobada para el Paseo de Sagasta en la finca que posee en el nº 28 de dicha vía, y para colocar una verja de cerramiento”.


En el proyecto de Miguel Ángel Navarro podemos ver un inmueble totalmente distinto al que había proyectado su padre, lo cual nos da idea del cambio de gusto del encargante. En él vemos que un edificio que consta de un bajo, un piso principal (destinado para vivienda del escultor), tres plantas y un torreón-mirador (que nunca se llegó a construir); lo más interesante fue la solución del chaflán. En el proyecto también constaba de una verja que cerraba el edificio.


Fotografía tomada de la solicitud de licencia de obras de 1912, consultada en el Archivo Municipal situado en el palacio de Montemuzo de Zaragoza.

El edificio realizado en ladrillo revestido con cemento ocupa una parcela de fondo muy profundo con fachada a dos calles: al Paseo Sagasta y al callejón lateral por el que se accede al garaje Lider. La fachada es asimétrica, abriéndose la puerta de entrada en el lateral izquierdo; en el lado opuesto se sitúa la estructura circular con las preciosas columnas que sostienen el chaflán.

El ángulo se resuelve en un chaflán curvo, en donde se abren grandes vanos, a modo de miradores. En el cual la decoración se centra en los capiteles del grupo de columnas que ocupan la parte inferior.

Detalle de los vanos del chaflán. En donde se conjuga la piedra, el hierro forjado y el vidrio, como en todos los huecos que se abren en el edificio.

Parte superior del chaflán. Miguel Ángel Navarro proyectó en el lado derecho un esbelto templete que nunca se llegó a realizar. Lo podemos contemplar en los planos aportados en la solicitud de licencia de 1912.

En la fachada que da a Sagasta son de destacar los grandes vanos acristalados, en cada planta con diferente decoración, separados por pilastras que dan sentido vertical a la estructura horizontal de las ventanas. El diseño ondulado, así como la decoración de la forja, con líneas sinuosas y vegetales, lo entroncan dentro del modernismo. Los antepechos de las grandes ventanas (seguramente las mayores realizadas en Zaragoza en esa época), tienen reminiscencias gaudianas.

Detalle de los miradores de los dos primeros pisos en donde las líneas sinuosas saltan a la vista. Resalta la piedra blanca de los antepechos de las ventanas, decorados con hierro forjado, importante en la decoración de cualquier edificio modernista que se precie.

Ventanal de la planta principal, planta que constituyó la vivienda particular del escultor. En él podemos ver el juego de la carpintería, el vidrio, la piedra y la forja.


En la gran ventana del tercer piso se puede observar más claramente la decoración en forja de los balcones. También podemos ver en la fotografía los detalles de las pilastras que se decoran con líneas ondulantes; y con azulejos decorados con estrellas de ocho puntas, de alegres colores (a pesar de la suciedad).

El mirador de cuarto piso presenta igual decoración en forja, pero los antepechos de los balcones son más sencillos.

La ventana o mirador del último piso está enmarcada con las líneas ondulantes que ya hemos visto anteriormente y tres franjas verticales con azulejería con motivos geométricos. El edificio se cierra con un alero con ménsulas.

En la planta baja encontramos unos de los más bellos capiteles de la ciudad, con una magnífica decoración floral y vegetal tallada, muy del estilo del arquitecto catalán Luis Domenech i Montaner; y también muy parecidos a los que podemos contemplar en la conocida “Casa Juncosa”, situada en el nº 11 del mismo paseo Sagasta, realizada en 1903 por el arquitecto José de Yarza Echenique.


Detalle del conjunto de columnas que conforman la parte baja del chaflán, hoy una clínica dental.

Conjunto de los magníficos capiteles del chaflán.

Detalle de uno de los capiteles del grupo de columnas, decorado con hojas de parra.

Precioso capitel con decoración floral y vegetal muy carnosa.

Uno de los capiteles más bonitos, con uno de los temas más típicos del modernismo: las margaritas.

Puerta de entrada al edificio flanqueada por dos columnas con igual decoración que las anteriores. En la parte superior decoración en forja con el típico “coup de fouet” modernista.

Decoración vegetal y floral del capitel izquierdo de la portada.

Capitel derecho de la portada.

El inmueble sufrió muchos años de abandono, Afortunadamente en el año 1988 se rehabilitó el edificio, llevado a cabo por Promociones Serrablo s.l. Pero la reforma trajo consigo una alteración total del interior del edificio, elevándose un piso (lo podéis ver en la fotografía retranqueado hacia el interior). Solo se conserva del proyecto original la fachada, pero totalmente desvirtuada porque se pintó con unos tonos verde y ocre que nada tienen que ver con el estilo modernista con el que se construyó.



BIBLIOGRAFÍA:


-Archivo Histórico Provincial: Caja 1586-181/1912. Licencia de obras.


-POBLADOR MUGA, Pilar: La arquitectura modernista en Zaragoza: revisión crítica, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 1992.


-LABORDA YNEVA, José: Zaragoza guía de Arquitectura, Zaragoza, CAI, 1995.


-MARTÍNEZ VERÓN, Jesús: Arquitectura aragonesa: 1885-1920. Ante el umbral de la Modernidad, Zaragoza, colegio oficial de arquitectos, 1993.


-MARTÍNEZ VERÓN, Jesús: Zaragoza. Arquitectura. Siglo XX: https://zaragozaarquitecturasigloxx.com/2017/04/05/sagasta-76/


-HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, Ascensión: La planificación urbana en Zaragoza a comienzos del siglo XX: la apertura del Paseo Sagasta: http://www.unizar.es/artigrama/pdf/0809/3articulos/8.pdf


-Fuente segunda fotografía antigua: Fotos antiguas de Zaragoza. Antonio Muñoz. 1931 A la derecha, las instalaciones originales de la empresa Tudor, previas a su importante incendio de 1935 (comentario de Arturo Bayod). https://www.facebook.com/groups/fotosantiguasdezaragoza/permalink/1113775228661332/?match=cGFsYW8sY2FzYXM%3D


Artículos recomendados
bottom of page