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La Epifanía del Museo Diocesano de Huesca. Obra de Damián Forment. Una maravillosa joya del renacimi

"Este fué á mi entender uno de los mayores Escultores que tuvo España en aquella edad de la resurrección de las bellas Artes. Cualquiera que mire con inteligencia, y reflexión la obra referida, conocerá esta verdad"


(Antonio Ponz, "Viage de España", 1788, tomo XV, carta primera, 48).


En el último viaje que la Libélula realizó a Huesca visitó la catedral y Museo diocesano de esta bonita ciudad. Hacía bastantes años que no visitaba su magnífica catedral y sus tesoros; y realmente fue una grata sorpresa. Soy de la opinión que hay obras que te hablan, te inspiran o te sorprenden. Una de esas obras es un pequeño retablo, hoy en día situado en el museo diocesano, ubicado a la izquierda de la catedral.


Fotografía: huescaturismo2013.wordpress.com

Este pequeño retablo (82 x 71 cm) puede considerarse una verdadera joya renacentista realizada por el escultor valenciano Damián Forment hacia 1520-1525. Escultor muy vinculado a Aragón y sobre todo a Molinos (Teruel). Es una obra de gran calidad realizada o bien por encargo particular del canónigo de la catedral de Huesca don Jorge Samper, o bien realizado por Forment como muestra de su buen hacer para conseguir la contratación del retablo mayor de la catedral, que finalmente talló.


Imagen del escultor Damián Forment, situada en el retablo mayor de la catedral de Huesca.

El retablo tiene mazonería en madera, realizada por Gil Morlanes el Joven. Presenta un solo cuerpo adintelado, delimitado por columnas abalaustradas; todo dorado y policromado. También sabemos que tenía puertas, realizadas por Larrumbide, en las cuales se representaba a San Pedro y a San Pablo, según consta en el testamento del canónigo Samper: …”el qual esta guarnecido de madera, pintado y dorado, con sus puertas…”


Al morir en 1545 el canónigo Jorge Samper, se abrió su testamento, realizado el 16 de junio de 1543, en el cual dejaba bien claro su deseo que fuera colocado en la capilla del Santísimo Sacramento, situada a la altura del óculo-expositor del retablo mayor: “para el siguiente efecto y no otro, que el capítulo lo ponga y sirva para la capilla que está detrás del retablo del altar mayor, que se haze para reservar el Santísimo Sacramento del altar”. En esta capilla estuvo hasta que en el año 2007 se colocó en una de las salas del museo catedralicio, que es donde hoy en día se puede contemplar.


En la parte inferior de la escena encontramos una inscripción: “ET PROCEDENTES ADORAVERUNT EUM“.


Es un retablo en alabastro policromado y dorado. Se representa la escena, siguiendo el relato del Evangelio de San Mateo: “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra”. Evangelio de Mateo (2, 11), versión Reina-Valera, 1960.


También está inspirada en la Epifanía del retablo de Santo Domingo de la Calzada (Logroño). La Virgen, que ocupa el centro de la composición, tiene sobre sus rodillas al Niño; a su derecha uno de los reyes con turbante; y a su izquierda a San José contemplando la escena.

Detalle del grupo central, la Virgen y el Niño, el cual dirige una sonrisa al Mago que está arrodillado a los pies de la Virgen. En los rostros vemos gran variedad de expresiones.


En las fisonomías de los personajes, en el tratamiento de los paños, de los pliegues, el sentido naturalista y los detalles podemos identificar las características de este insigne escultor. También hay que resaltar la influencia visible del escultor burgalés Bartolomé Ordoñez en las figuras de la Virgen, el Niño, el rey Melchor, San José y el caballero montado a caballo (¿San Jorge?), del escultor


Detalle del rostro de la Virgen, en cuyas mejillas se puede observar la magnífica policromía de la obra que aún se conserva. La gran calidad de la obra hace que parezca que estamos ante una obra realizada en marfil.

Detalle de los cabellos de María, donde podemos observar el virtuosismo de Damián Forment. En el hacer de Forment es muy habitual el gusto por los detalles y el afán naturalista.

San José se sitúa a la izquierda de la Virgen, representado como un noble anciano con barba blanca, con la mano izquierda se sujeta el rico manto mientras dirige su mirada a la escena central. A su espalda la vaca y el buey en el establo.

Escena central en la que vemos al Rey Melchor arrodillado y besando el pie de Jesús. En el niño no se observa el hieratismo típico de otros escultores de la época.

Precioso perfil del Rey Mago intentando besar el pie del Niño. Detalle de los ondulantes pliegues y ricas vestiduras de aire italiano, pudiendo conocer, gracias a obras como ésta, como se vestía en la Corte en la época de Carlos V.

El rey Baltasar, ataviado con rico jubón sobre el cual lleva una capa de grandes pliegues. Sobre el pecho porta ricos adornos. En su mano izquierda lleva la vasija que va a ofrecer al Niño, mientras su mirada se alza hacia el cielo.


Magnífica cabeza del rey Baltasar, en la que encontramos gran cantidad de detalles naturalistas, el ensortijado cabello, los pendientes que cuelgan de sus orejas, etc.

El rey Gaspar, a la derecha de la Virgen, dirige su mirada hacia el Niño. Él también porta una vasija con su presente. Asimismo va ataviado con ricas vestiduras y un vistoso turbante. Este personaje fue utilizado en otras obras del escultor de diferente temática.

En la parte posterior una arquitectura clásica con medallones en las enjutas de los arcos y una cornisa con grutescos, ha sustituido al popular y sencillo establo.


En la parte izquierda vemos una figura que representa a un caballero, al que le falta la cabeza, con un gallardete. Durán Gudiol opinaba que este jinete podía ser una alusión a san Jorge. Detrás, en menor tamaño, para lograr la perspectiva, la comitiva de los Reyes Magos, con los sirvientes y camellos. En la parte superior a la izquierda la estrella que condujo a los Reyes al portal.

Esta pequeña obra influyó a otras obras posteriores como las Epifanías del Museo Diocesano de Lérida, la de la Abadía de Montserrat y la del Monasterio de Pedralbes.


El 31 de octubre de 2007 la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre eligió parte de este retablo para realizar un sello que sacó en la navidad de ese mismo año.


Fotografía: Juanuco: http://www.filaposta.com/foro/viewtopic.php?t=5641




BIBLIOGRAFÍA:


MORTE GARCIA, M.C: "Damián Forment y el Renacimiento en Aragón", en Cuadernos de Arte Español, 28. Madrid, 1992.


CARDESA, M.T: “La Escultura del siglo XVI en Huesca”. Instituto de Estudios Altoaragoneses, Diputación Provincial de Huesca. Huesca. 1993.


“Escultura del Renacimiento en Aragón”, Zaragoza, Ibercaja, 1993.


“Damián Forment escultor renacentista”: Zaragoza, Diputación de Zaragoza, 1996, p. 165-166.


CARMEN MORTE GARCÍA: “Damián Forment, escultor del Renacimiento”, col. "Monografías del Arte CAI", vol II, Zaragoza, CAI, 2010.

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